Papel
Elena Tablada: «Acabo de conocer a una de mis hermanas»
Elena Tablada es otra persona diferente al apodo de «la niñata» que se ganó mientras vivía su historia de amor y separación con David Bisbal, al que considera el mejor padre para su hija Ella. Ahora está centrada en hacer su colección de baño y en prepararse para, algún día, instalarse a vivir en La Habana. Su viaje a Cuba, con su madre y su hija, ha sido como una bulería de emociones, y sin tener que rezar ave marías. Sólo visitas al milagroso San Lázaro y a una hermana, por parte de padre, que no conocía. Hablamos con ella durante el Marbella Luxury Weekend, donde estuvo tomando notas.
–¿Ya no odia a la Prensa?
–No. Entonces era más joven, más inmadura. Aguanté mucho pero ahora estoy feliz. He llegado a un punto de mi vida en el que quiero estar relajada. Ya no soy una «niñata».
–Pero la prensa también la ayudó
–Estudié diseño de moda; si eres trabajador consigues tus metas antes o después, tengas o no fama. Los Tablada no éramos conocidos por ser famosos sino porque mi familia salió de Cuba y se hizo un hueco gracias a su trabajo.
–¿Cómo ha sido su viaje iniciático a Cuba, a sus orígenes?
–Increíble. Estuvimos en la casa donde se crió mi madre, que es la de mis abuelos. Ahora la ocupan unos laboratorios de medicinas suizas. Está muy bien conservada y es muy «art decó».
–¿Qué le contaba su madre?
–Desde que aterrizamos en Cuba, no paró de hablar. «Aquí me escondía», «aquí hacía no sé cuantos», todo el rato así. Yo me emocioné porque pensaba en mis abuelos, en mi madre... Ha sido el mejor viaje de mi vida.
–¿Era su primera vez?
–Sí, y mi madre llevaba 42 años sin ir.
–¿Por qué ese viaje ahora?
–Hace cinco años hice una promesa cuando Ella nació porque estuvimos diez días en la UVI. Le prometí que la llevaría a ver a San Lázaro, un santo del que mi abuelo era muy devoto, y eso hicimos.
–¿Qué posibilidades tienen de recuperar las posesiones familiares?
–Prefiero no pensar en eso; no quiero hacerme ilusiones con algo que no pasará. Sí te digo que en un futuro me gustaría vivir en La Habana.
–¿Qué decía su madre de la Cuba que se han encontrado?
–No la veía ni tan pobre ni tan mal. Ella ya nació cuando había entrado un poco el comunismo en Cuba. Yo veía a la gente entregada y muy cariñosa.
–¿Qué les queda en Cuba?
–Recuerdos, la «nany» de mi madre, y mi hermana.
–¿Su hermana?
–Sí, es un año mayor que yo y vive en Cuba. Es hija de mi padre. Sabía que existía porque la seguía por Facebook y alguna vez habíamos hablado por teléfono, pero no nos conocíamos. Se parece un poco a mí.
–¿Cómo fue ese encuentro?
–Muy emocionante. La localicé por medio de una amiga de mi madre. Ella, mi madre y yo tocamos la puerta de su casa y cuando nos abrió y me vio ya sabía quién era. Tiene una hija de ocho meses y sigue a David Bisbal, sabe toda mi historia.
–¿Cómo es su relación con Bisbal?
–Muy buena por parte de los dos, es un diez porque es muy importante que haya pasado un tiempo y hayamos madurado. David es el padre de mi hija y no podía haber elegido uno mejor. Le tengo mucho cariño porque han sido bastantes años juntos.
–¿Cree en los reencuentros?
–No lo sé, vivo el día a día y estoy contenta como estoy, sin pareja. Lo que tenga que regalarme la vida, que me lo regale.
–¿Salieron de Cuba con las maletas vacías?
–Sí, totalmente. Le dimos de todo a mi hermana y la ropa de Ella para su niña. Además, como mi socia es la dueña de Air Europa, cuando viajan aviones a Cuba le envío cosas constantemente.
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