Londres
Harry prepara una juerga con sus amigos en Madrid
Verá el partido Atlético-Leicester y alternará por Chueca, Joy Eslava y los restaurantes de moda
Verá el partido Atlético-Leicester y alternará por Chueca, Joy Eslava y los restaurantes de moda
Será una visita privada, alejada de todo tipo de oficialismos. Harry (32 años), hijo de la desaparecida Lady Di y del príncipe Carlos, y según algunos «la oveja negra de la familia real británica», visitará Madrid esta semana. La excusa es asistir al partido de fútbol en el estadio Vicente Calderón, que enfrentará al Atlético de Madrid y al Leicester el miércoles. Pero una persona bien informada asegura a LA RAZÓN que «un amigo español le ha preparado una buena juerga y un recorrido turístico por la ciudad. En los dos o tres días que pasará en la capital le podremos ver en algunos locales de copas del barrio de Chueca, en la discoteca Joy Eslava, en un par de restaurantes del Madrid de los Austrias y de tapas por la Plaza Mayor».
Su novia oficial, Meghan Markle (35), a buen seguro que le habrá dado consejos, ya que vivió una temporada en Madrid y, además, el pasado agosto repitió visita acompañada de la diseñadora Misha Nonoo y de Markus Anderson, tal y como dan fe las fotografías que publicó entonces en Instagram, donde posa en el Museo del Prado, en el Thyssen, en el barrio de las Salesas, en las fiestas de la Verbena de la Paloma o en la Taberna La Carmencita.
También a Harry le gusta mucho España, sobre todo la zona de Ciudad Real, en la que se ubica la finca La garganta, propiedad del fallecido duque de Westminster, Gerald Grosvenor, uno de los hombres entonces más ricos del mundo, ahora en manos de su hijo Hugh, padrino del príncipe Jorge. Gerald era íntimo del príncipe Carlos y de sus dos hijos. Allí, Harry y Guillermo cazaron ciervos y jabalíes. Por lo menos se les ha visto en dos ocasiones, la última vez en 2014.
Noches alocadas
Lo que no está previsto es que a Harry le salga en esos días su mayor fervor religioso. Aunque le pillará el Jueves Santo en Madrid, no nos cruzaremos con él en las procesiones de Semana Santa. Conociendo el carácter juerguista del nieto de la Reina Isabel, imaginamos que viene con la idea de divertirse al máximo, y eso que dicen que la llegada de Meghan a su vida le ha hecho sentar la cabeza y que aquellas noches alocadas, regadas con alcohol y polémicas compañías femeninas, han pasado a mejor vida. Ahora bien, si es cierto el rumor que indica que este verano se producirá la petición de mano de los dos jóvenes previa a la boda, que podría celebrarse a principios de 2018, no extraña que Harry quiera apurar al máximo su soltería y no desaprovechará las posibilidades de diversión que le brinda la capital española.
En agosto se cumplirán veinte años de la trágica muerte de su madre, y su hijo menor ha seguido sus pasos en el campo solidario. Dicen que es el que más se parece a ella y que estaban muy unidos. Así mismo, un periódico británico ha dejado entrever que Meghan y Harry están a punto de irse a vivir juntos al palacio de Kensington, exactamente al apartamento que ocupó Lady Di y que ahora se está remodelando. La novia del príncipe pelirrojo habla correctamente castellano porque a su estancia en Madrid se une su paso profesional por la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires.
Con ella Harry ha roto todos sus prototipos, ya que sus anteriores novias, Chelsy Davi y Cressida Bonas, eran rubias, mientras que la estadounidense Meghan es una belleza morena de sangre mulata y tiene antepasados esclavos norteamericanos por línea materna. Está divorciada de un productor de cine y es tres años mayor que su novio. Eso sí, al igual que las dos parejas anteriores –una diseñadora, la otra bailarina y actriz– pertenece al mundo más mediático. Meghan es actriz, suele veranear en Ibiza y ha conseguido que su pareja comparta con ella su plato favorito: los huevos fritos con patatas. E incluso le encantan los callos.
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