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La aparición «por protocolo» de Ségolène

La aparición «por protocolo» de Ségolène
La aparición «por protocolo» de Ségolènelarazon

Ha corrido tinta con la imagen de Ségolène Royal, «primera dama por un día», recibiendo junto al presidente de la República, François Hollande, a los Reyes de España. La noticia había sido guardada en absoluto secreto, y cayó como una pequeña bomba a primera hora de la mañana, justo antes de que Don Felipe y Doña Letizia aterrizaran en París.

Todo el mundo se sintió obligado a especificar que Ségolène iba a acompañar al mandatario francés «por razones de protocolo». Algo que sin duda alguna no habría ocurrido si la tarea hubiera recaído en el número dos y ministro de Exteriores, Laurent Fabius, o en la número cuatro y ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem.

Pero Royal no es sólo ministra de Ecología y número tres del Gobierno. Nadie olvida que es la madre de los cuatro hijos del presidente de la República y que juntos han compartido casi 30 años de vida en común. Más aún, como señalaba recientemente en las páginas de «Le Parisien» una tal Valerie Trierweiler: François Hollande y Ségolène Royal «son indisociables. Es algo que va más allá de sus hijos. Ambos comparten un gusto sin moderación por la política. El poder es su razón de vivir, su obsesión común». Y razón no le falta.

Para Ségolène Royal ha sido una buena revancha. En 2005, la rivalidad con Hollande sobre quién sería el candidato socialista a las elecciones presidenciales fue la estocada mortal a su relación. Ella fue plebiscitada por las bases del partido y él, que era secretario general, tuvo que ceder el puesto, pero no se lo puso fácil.

En los últimos días de la campaña electoral de 2007, un libro de las periodistas Raphaëlle Bacqué y Ariane Chemen evocaba las tensiones entre los dos a causa de una aventura de Hollande. Ambos desmintieron, pero Ségolène Royal fue demasiado lejos asegurando medio en broma que en realidad su compañero había rechazado un proyecto «romántico» que le había propuesto de casarse con ella durante el verano en Tahití. De hecho, unos días más tarde, Royal tuvo que anunciar la ruptura: «He pedido a Hollande que abandone el domicilio y que viva su historia sentimental por su cuenta».

A partir de ahí, con el apoyo de los 17 millones de votos que había obtenido en las elecciones que perdió frente a Nicolas Sarkozy, decidió disputar la dirección del partido a François Hollande.

En 2010, el hoy presidente de la República, respondió con una entrevista a la revista del corazón «Gala» afirmando que la periodista Valérie Trierweiller era «la mujer de mi vida».

La que así llamaba, fue la que le acompañó en su triunfo final para la conquista del Elíseo, aunque otra mujer estaba ya desplazándola. Además, el 6 de mayo de 2012, la noche de la elección, en la tribuna levantada en la plaza de la Bastilla, se vio a Hollande buscando insistentemente a alguien hasta que por fin la localizó. Era Ségolène Royal. Dejó a Valerie Trierweiler y se acercó para besar a su ex compañera.

Días después, Royal fue vetada por Trierweiler, y no pudo asistir a la toma de posesión, y los hijos de Hollande se solidarizaron con su madre y tampoco acudieron al Elíseo.

Lo que pasó después es conocido por todos: en enero de 2014 Hollande anunció que todo había terminado con Valerie Trierweiler, y quedó abierto el camino para el regreso de Ségolène, que fue nombrada el 2 de abril ministra de Ecología, y es hoy número tres del Gobierno.

Hollande no engaña a nadie. Sólo él podía decidir quién iba a acompañarle para recibir a los Reyes de España, y eligió a Royal.