PSOE

La cazadora talismán de Pedro Sánchez que ganó unas primarias

El líder del PSOE ha consumado la reconquista de Ferraz enfundado en una cazadora de cuero que ha supuesto una suerte de amuleto. Los analistas políticos ven en el gesto una forma de acercarse a los militantes y a los jóvenes. Una «chupa» que vale unas primarias.

26-03-2017. Acto con militantes en Burjassot (Valencia)
26-03-2017. Acto con militantes en Burjassot (Valencia)larazon

El líder del PSOE ha consumado la reconquista de Ferraz enfundado en una cazadora de cuero que ha supuesto una suerte de amuleto. Los analistas políticos ven en el gesto una forma de acercarse a los militantes y a los jóvenes. Una «chupa» que vale unas primarias.

La imagen de los políticos es inherente a su discurso. Si la chaqueta de pana de Felipe González protagonizó la Transición a la democracia, la «chupa» de cuero que ha lucido Pedro Sánchez durante la campaña a las primarias ha marcado su reconquista del trono de Ferraz. No es la primera vez que un candidato socialista se enfunda una cazadora de piel para mejorar sus expectativas electorales, ya lo hizo Trinidad Jiménez cuando en 2003 la eligió como uniforme de campaña para el cartel electoral al Ayuntamiento de Madrid. En su equipo estaba ya entonces un joven Pedro Sánchez, que ahora ha optado por dar un giro rompedor a su imagen para recuperar las riendas del PSOE.

Sánchez irrumpió en la política con una estética renovada. Su camisa blanca ligeramente remangada, que –según reconocería después– escogía estratégicamente para ocultar las manchas de sudor, y su mochila al hombro le imprimieron un toque juvenil al nuevo inquilino de la dirección socialista. El líder del PSOE compatibilizaba este «look» informal con una apariencia más seria y cuidada para sus compromisos parlamentarios e institucionales. Ahora, despojado de su condición de diputado, a la que renunció para evitar abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, Sánchez ha colgado el traje en el armario y ha optado por una imagen más moderna.

El «must» que capitalizó sus atuendos de campaña fue una cazadora marrón de piel ovina, pespunteada en hombros y espalda. Tiene un precio moderado –195 euros– y es de una franquicia española muy popular: Massimo Dutti, perteneciente al grupo empresarial Inditex, dueño de Zara. Según fuentes de su equipo consultadas por LA RAZÓN, Sánchez eligió y compró la prenda él mismo y pidió opinión a su jefa de prensa, Maritcha Ruiz. «¿Qué tal me queda?», le dijo. Ella le dio su aprobación. La «chupa» no sólo combina con el estilo personal del nuevo líder, también lo hace con el tono que quería conferir a su candidatura a las primarias: un perfil desenfadado, cercano y pegado a las demandas de los militantes de base. Una nueva imagen para un «nuevo PSOE».

El relato político también debe tener su visualización externa y Sánchez ha sabido marcar un «estilo propio, diferenciado del aparato del partido para apoyar su historia de líder destronado del poder y refugiado en las bases para volver a recuperarlo». Para ello, el nuevo secretario general habría optado por una imagen «más errejonista y juvenil». Así la define Diego Crescente, analista político y socio de MAS Consulting, para el que la vuelta de tuerca de Sánchez persigue situarse «menos a la izquierda que Pablo Iglesias», pero compitiendo en su principal nicho electoral: los jóvenes. «Desde el punto de vista generacional, este cambio de Sánchez se orienta a captar la atención y el voto de la horquilla entre 25 y 35 años, cuando el propio Pedro ya supera la cuarentena», señala. Sin embargo, este analista político alerta sobre los riesgos que conllevaría escorarse en exceso a la izquierda, pues se pierde de vista al «millón de votantes decisivos» ubicado ideológicamente en el centro.

No obstante, Sánchez ya ha dado sobradas muestras de su poder de reconversión. De envolverse en la bandera de España a cerrar los mítines al son de «La internacional» y rodeado de enseñas republicanas. Crescente no duda de que si lo requiere, el nuevo líder hará uso de su «capacidad de adaptación extrema» para volver a ofrecer «un perfil más de centro y no tan próximo a Unidos Podemos, si quiere ganar las próximas elecciones». De momento, en clave interna, su «giro estético y programático» ha dado excelentes resultados y le ha servido para «romper la dinámica de perdedor» que le dibujaban sus rivales. Según Crescente, toda campaña se aborda ante una doble encrucijada: abanderar el cambio o la permanencia. Mientras que Susana Díaz optó por una estrategia más conservadora, exhibiendo a los tótem del Partido Socialista, Sánchez hizo suyo el cambio y acertó. «Tuvo buen ojo», apunta.

Sánchez se siente cómodo con una imagen moderna y no es la primera vez que recurre a una cazadora de cuero de Massimo Dutti, ya lo hizo durante su etapa al frente de la Secretaría General cuando también lució una de piel negra, más seria. Sin embargo, en su entorno consideran que ésta es especial porque se ha convertido en una suerte de «talismán» para ganar las primarias del PSOE. «Hay que enmarcarla», bromean desde su equipo. Tampoco para los periodistas ha pasado desapercibido el «look» recurrente de Sánchez durante la campaña. En un almuerzo informal con los medios que siguen habitualmente al partido, le animaron incluso a sortearla entre la militancia y donar lo recaudado.

Aunque su renovada imagen pueda ser parte de la estrategia política, dando la sensación de ser un líder más cercano y pegado a la calle, desde su círculo más íntimo se desecha esta tesis, señalando que forma parte de su atuendo habitual. «Pedro suele ir en camisa y vaqueros en su día a día», comentan.

La nueva americana de pana

Decía Jean Cocteau que la moda muere joven y algunos pensaron que esto también le iba a suceder a la carrera política de Pedro Sánchez, pero el secretario general más polémico que el PSOE ha tenido en sus más de cien años de historia parece estar destinado a revivir como un Ave Fénix, a resurgir de sus cenizas.

En este arduo camino muchos le han dado la espalda y sólo unos pocos no se han separado de él y se han mantenido junto al que consideraban el líder injustamente derrocado. Y entre esos fieles encontramos uno del que Pedro parece no querer desprenderse nunca: su cazadora de cuero de Massimo Dutti.

Sánchez ha conocido de primera mano en los últimos años el poder de los medios y la imagen y, como tal, es plenamente consciente de que su chaqueta había saltado a la palestra y había provocado una gran lista de artículos de opinión sobre el estilo del aspirante a líder de los socialistas. Ya nos dio prueba de su interés por jugar con el vestuario al decidir no ponerse la corbata en algunas ocasiones, intentando así empatizar con los votantes que se escoraban más hacia el partido de Pablo Iglesias. ¿Acierta en esto el repuesto secretario general?

Su cazadora ha entrado ya a formar parte de la imagen de Sánchez superando así el emblemático traje azul y la corbata roja con la que se presentó a su debate con Mariano Rajoy. Ha refrescado el mensaje y, pese a no contar con el apoyo de Felipe González, parece querer convertir su chaqueta de cuero en la próxima americana de pana del PSOE. Pero, ¿acierta al intentar emular a alguien que ha declarado públicamente que no confía en él?

La cazadora funciona para su imagen. Le aporta un aire desenfadado y consigue identificarse con un amplio espectro de la sociedad. Si nos centramos más en la moda, si bien su look es de perfil bajo (nada destacable en lo que a tendencias se refiere) sí que resulta interesante ver como un político renueva su vestuario y deja aparcado el traje. Y, aunque es cierto que en esto Sánchez llega tarde (se le adelantaron los de Podemos), la buena planta del socialista le ayuda a crear una idea más amable que la de los podemitas.

Junto con la camisa blanca que también ha entrado a formar parte del concepto Pedro Sánchez, ambas nos presentan un político de líneas sencillas y pulcras que sirven casi como un lienzo en el que proyectar todos nuestros deseos para el futuro. El gran problema es su incoherencia del mensaje: ¿tiene sentido buscar una imagen moderna si al final acaba cantando con el puño en alto «La internacional»? Y, ¿qué hará si llega a la Moncloa? Estas dudas todavía nos las tienen que resolver. Por Mafalda Uría