Nueva York

La primera dama de Estonia protagoniza una nueva «infidelidad» política

Evelin Ilves, primera dama de Estonia.
Evelin Ilves, primera dama de Estonia.larazon

La «first lady» de Estonia, Evelin Ilves, protagoniza un nuevo escándalo político tras ser cazada besándose con un joven en una terraza de la capital.

Por esa sapiencia particular de la naturaleza humana, más dada al morbo que a las cuestiones geopolíticas, quizá a partir de ahora resulte más sencillo situar a Estonia –esa pequeña república báltica de apenas 1.300.000 habitantes con la que compartimos moneda– en el mapamundi sin necesidad de que los codiciados votos de Eurovisión despierten nuestro interés por esta patria olvidada. La noticia que ha desbordado las fronteras nacionales para elevarse a escándalo mediático es el fogoso encuentro que su primera dama mantuvo en una playa con un misterioso «playboy» que, por descontado, no era su marido, Toomas Hendrik Ilves, de 60 años, a la sazón, presidente de Estonia desde 2006. La revista local «Kroonika» difundió el vídeo y las imágenes en las que se puede ver a la «first lady», Evelin Ilves, de 46, besando apasionadamente a un joven de unos 30, lo que ha causado un auténtico cisma en el país, ya que la consorte presidencial tiene allí una mayor exposición pública de la que goza, por ejemplo, en España. Aunque las imágenes se han hecho públicas hace sólo unos días, el tabloide estonio asegura que el fogoso encuentro se produjo el pasado día 6, mientras su marido se encontraba en la residencia presidencial: «La primera dama olvidó en una caliente noche de agosto su estado civil y su matrimonio y besó a su compañero, en cuyos fuertes brazos se sintió una bailarina», describe la publicación.

EN EL CENTRO DE LA TORMENTA

La crónica, no exenta de maledicencia –desde que llegó al poder, el matrimonio ha sufrido el acoso de la prensa sensacionalista, que los critican por su poco glamour como máximos representantes del país y su excesiva presencia en las redes sociales–, sitúa el encuentro en un pub de Tallín, e identifica al acompañante de la «first lady» como un «playboy» francés llamado Vincent Aránega, conocido animador de las noches de la capital con el que Evelin estuvo en la terraza hasta las cinco de la mañana antes de que abandonaran juntos el local. La noticia ha venido a confirmar la crisis matrimonial y el distanciamiento que desde hacía tiempo se intuía entre Toomas Hendrik y su esposa, casados desde hace más de diez años y con una hija en común nacida en 2003. De hecho, no es la primera vez que el fantasma del adulterio atosiga a la pareja, ya que al presidente también se le han atribuido varios «affaires». Eso sí, parece que él ha conseguido ser más discreto en sus aventuras extramaritales, ya que nunca se han podido comprobar ni han perdido su estatus de mero rumor. Es, precisamente, el documento gráfico lo que eleva el escarceo amoroso de Evelin a vergüenza nacional. La propia primera dama ha iniciado una suerte de exilio voluntario y ha abandonado el país junto a su hija –se cree que, después de pisar suelo alemán, han emprendido rumbo a Nueva York– e incluso ha lanzado un mensaje a través de su cuenta oficial de Facebook: «Estoy pasando por un momento difícil de mi vida. Pido disculpas a quien haya ofendido». Un «lo siento» adaptado a los nuevos tiempos que ha recibido miles de «me gusta» y que llega casi al millar de comentarios que se dividen entre fans y detractores.

De momento, no se sabe qué ocurrirá con el matrimonio, que ha protagonizado un nuevo escándalo en un año en el que el presidente Hollande y su «affaire» con la actriz Julie Gayet parecían haber elevado al máximo el termómetro político. Nada más lejos de la realidad: el caso de Evelin tiene, además, que resolverse de manera oficial, ya que no han trascendido declaraciones sobre el escabroso asunto ni se han tomado medidas: en la página oficial del presidente de la república báltica, la primera dama sigue teniendo un lugar destacado como representante del país en las visitas oficiales al extranjero, en las recepciones y en las fiestas de Estado como el Día de la Independencia, así como varias causas solidarias, entre las que se incluyen el apoyo al desarrollo de la infancia y las personas con discapacidad, así como el fomento del deporte y los hábitos de vida sana (es una gran aficionada del patinaje y preside la Federación Estonia de Rollerskating). Y, aunque a priori no se encuentra entre sus cometidos, en lo que ha resultado escandalosamente efectiva es en la promoción de su país: su romance ha colocado a Estonia en las portadas de medio mundo. Eso sí, su hasta ahora intachable currículum ha perdido empaque, pero sus trabajos en el campo de la publicidad y las relaciones públicas (fue directora de marketing del periódico «Eesti Päevaleht») podrían revalorizarse con tamaña campaña de promoción de su país. Aunque se desconoce si con esta aventura se escribirá el punto y final del malogrado matrimonio, de momento sí se sabe que el próximo viaje del presidente Toomas Hendrik a Noruega, al que estaba previsto que acudiese su esposa, lo realizará en solitario. Y es que las cuestiones del corazón parecen no encajar en el corsé de lo políticamente correcto.