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Martina, la gordura sin complejos

La autora venezolana Sara Fratini viajó a Madrid para presentar su más reciente libro, “Una tal Martina y su monstruo”

Martina, la gordura sin complejos
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Martina Rossetto es gorda. No es “curvy”, ni “rellenita”; en el mundo de esta tal Martina, los eufemismos no existen. Ella es gorda, lo sabe, y le encanta. Mueve sus amplias caderas y muslos generosos al ritmo de las canciones de Raffaella Carrà -“para hacer bien el amor hay que venir al sur/lo importante es que lo hagas con quien quieras tú/y si te deja no lo pienses más/búscate otro más bueno, vuélvete a enamorar”- y va a todas partes con su pintalabios rojo y su cámara de fotos. Martina es la más reciente creación de la talentosa Sara Fratini, que hace un año arrasó en España con su libro “La buena vida” (Lumen), una recopilación de las viñetasque publicaba en Facebook, donde tiene casi cien mil seguidores (además de los cuarenta mil de Instagram).

Fratini se inspiró en su buena amiga del mismo nombre para crear el personaje. “Martina es loca. Siempre está saltando por ahí, súper contenta. Recuerdo haberla visto un día en que yo no tenía ganas de arreglarme y de pronto llegó ella, que es más gorda que yo, muy arreglada, con pintalabios y todo, y empezó a bailar”, comenta la autora. El primer dibujo de Martina Rossetto (que significa pintalabios en italiano) fue un simple regalo para su amiga, pero el personaje comenzó a crecer y a tomar aspectos de la propia Fratini. Muchas de sus lectoras le insisten en que se sienten identificadas con sus personajes y rápidamente ha pasado a formar parte del amplio grupo de mujeres que reivindica la gordura sin complejos. “Ahora que se ha puesto de moda el movimiento de las curvas, parece que hay que criticar a las flacas. Es fácil caer en la objetivización de la mujer, de un lado o de otro”, explica Fratini, que aunque resalta la gordura de su Martina, da más importancia a todo lo demás que la conforma: “No hay que centrarse tanto en el cuerpo, sino en tus metas. Cuando seas vieja no va a importar si fuiste flaca o gorda,sino lo que hayas hecho durante tu vida”, reflexiona.

El amor de Martina por el baile, que considera su profesión frustrada, viene de la autora, que recuerda haberse negado a entrar a clases de ballet cuando era pequeña por miedo a las miradas de las demás niñas. “Mi excusa por mucho tiempo fue que no me gustaba, pero era mentira. Lo que sucedía era que yo pensaba, ¿me tengo que poner ese vestido de baño para bailar?”. Los vestidos de baño fueron su monstruo en su Puerto Ordaz natal, una calurosa ciudad al este de Venezuela. Martina también tiene un monstruo, pero lo ha aprendido a domesticar, y ahora él, su cactus (la única planta que no se le muere) y ella viven haciendo proyectos fotográficos “freelance”.

Fratini se mudó a Amantea, en Italia, en 2012, cuando terminó la licenciatura de Bellas Artes en la Complutense. Recuerda la propuesta que le hizo su novio y que ella no dudó en aceptar: “En Madrid no estamos haciendo lo que nos gusta, ¿por qué no nos vamos al pueblo de mis abuelos, donde al menos no pagamos alquiler?, yo puedo organizar un festival de cine y tú dibujar todos los días. Así, tan romántico”. Desde entonces, él se encarga del festival internacional de cine La Guarimba (que ya va por su cuarta edición) y ella organiza una exposición anual con 30 ilustradores de todo el mundo que hacen versiones del cartel del festival. Su Martina, con sus curvas y su maraña de pelo rizado, se enfrenta a la vida con una buena dosis de romanticismo y esperanza, pero, aunque no pare de bailar, siempre mantiene los pies en la tierra.

FICHA DEL LIBRO

Título: Una tal Martina y su monstruo

Autora: Sara Fratini

Editorial: Lumen

Páginas: 160

Precio: 14,90 euros /E-book: 8,90 euros