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Paula Echevarría: «Ojos que no ven, corazón que no siente»
La actriz empieza a pensar en pedir el divorcio. Siente que Bustamante la ha traicionado, pues ambos habían pactado respetar este tiempo de reflexión y su hija ya escucha comentarios fuera de tono
La actriz empieza a pensar en pedir el divorcio. Siente que Bustamante la ha traicionado, pues ambos habían pactado respetar este tiempo de reflexión y su hija ya escucha comentarios fuera de tono.
Triste y sorprendida. Paula Echevarría ve desvanecerse una posible reconciliación con su todavía marido, David Bustamante, tras destaparse la presunta relación del cantante con la actriz y presentadora Ares Teixidó. Y lejos de entrar en la guerra mediática, ha decidido permanecer en silencio ante la dura situación que ha generado este «affaire». Sus apoyos son su hija, sus padres y sus tres mejores amigas, que la amparan y protegen en estos días tan complicados. La asturiana no contesta al teléfono, hace de tripas corazón y no quiere saber nada de esta vorágine de declaraciones; unos desmintiendo el romance, otros mostrando pruebas de que es un caso real. Se inhibe totalmente de los dimes y diretes.
Ante la imposibilidad de oír su voz por teléfono, sí que contesta a los mensajes de texto en los que se muestra tan sincera como rotunda para admitir que no está al tanto de todo lo que se está diciendo. Su frase fue: «Ojos que no ven, corazón que no siente». Más claro... Pero una persona muy cercana a su círculo de amistades nos revela que «está muy preocupada, sobre todo por lo que pueda perjudicar toda esta historia a su hija Daniella, ya que en el colegio empiezan a meterse con ella con el sambenito de que su papá le ha buscado sustituta a su mamá. Y Daniella, que a sus casi diez años es una niña muy lista, ya hace preguntas incómodas a las que su madre no es capaz de responder». En este sentido, Echevarría se siente traicionada por Bustamante. Los dos habían pactado respetar este periodo de reflexión hasta decidir si el matrimonio optaba por una reconciliación o una ruptura definitiva. Nada hacía pensar que el acuerdo podría romperse. Y menos de la forma en la que parece que lo está haciendo.
Tanto es así, que una amiga de Paula se atreve a confesar que «si lo de Ares es cierto, a lo mejor también lo fue lo de aquella bailarina rubia con la que relacionaron a David en un crucero este verano. Da que pensar... Si realmente tenía alguna esperanza de reconciliación, la posibilidad se esfuma». Y es que se rumorea que Paula estaría pensándose muy seriamente pedir el divorcio. Si es cierto que tanto Ares como ella tienen llave del ático de David en la localidad madrileña de Pozuelo sería una bomba que ambas coincidieran en el piso. La primera, porque algunos ya dan por hecho que vive allí; y la segunda, porque en teoría está ayudando a su marido a decorar el inmueble. Los «paparazzis» no se mueven de la puerta de la urbanización y están al tanto de todo el que entra y sale de ella.
Ánimos decaidos
El estado anímico de Paula pasa por una etapa de decaimiento, aunque ella intente aparentar lo contrario. Su madre, Elena, está más tiempo en casa de su hija que de costumbre y la acompaña de compras o a un centro de estética. En esta última ocasión se pudo ver a Echevarría con el semblante muy serio y con unas gafas de sol negras que ocultaban sus ojos y, quizá, lágrimas.
Durante su última aparición pública en un evento social hace unos días dio a entender que no había decidido nada en lo concerniente a su posible divorcio y que había estado charlando con David y ni se mencionó el tema. Fue la tarde en la que dicen que el artista intentó despistar a los «paparazzis» para que abandonaran la puerta de su urbanización y le siguieran hasta la casa donde residen Paula y Daniella. El fin último, según afirma uno de los fotógrafos que le «persiguieron», era «alejarnos de allí para que Ares pudiera salir sin ser vista».
El pasado fin de semana Bustamante inauguraba el ático invitando a cenar a un grupo de amigos, entre los que se encontraba el también cantante y jurado de «La Voz» Pablo López. Uno de los vecinos del bloque confiesa que «acabaron cantando villancicos navideños, tenían montada una buena fiesta en la terraza». Es la misma persona que hace unos días reconoció a Ares en las proximidades: «Iba con un amigo y se metió en el centro comercial El Zielo, que está enfrente de la urbanización».
Mientras tanto, Paula está enfrascada en la película en la que comparte protagonismo con Maribel Verdú, Luis Tosar, Juana Acosta y Raúl Arévalo, «Ola de crímenes», y por la que se ha trasladado a Bilbao para el rodaje. También le quita mucho tiempo su actividad en las redes sociales. La cifra de sus seguidores ha superado los dos millones, es una «it girl» con mucho predicamento y que dicta estilo.
Lejos quedan sus palabras de hace apenas unos días: «Quiero creer que si David quisiera divorciarse me lo diría a mí antes que a otra persona. Él no me ha dicho nada...». A la par, Alessandro Lecquio le mandaba un mensaje a Paula: «Esta historia te viene muy bien porque te abre las puertas de la libertad». Es posible que tenga razón y que la situación empuje a la actriz a dar el paso que antes no se atrevía.
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