Motociclismo

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Pepa y Belinda, las mujeres que amó Ángel nieto

Vivieron con el piloto dos etapas muy distintas: la primera la de la llegada a la cumbre del motociclismo y la segunda, la del reposo. Ayer ambas le despidieron en Ibiza junto a sus hijos

A la izquierda, Josefa Aguilar, la primera esposa de Nieto y madre de sus hijos mayores; a la derecha, Belinda Alonso, su segunda mujer
A la izquierda, Josefa Aguilar, la primera esposa de Nieto y madre de sus hijos mayores; a la derecha, Belinda Alonso, su segunda mujerlarazon

Vivieron con el piloto dos etapas muy distintas: la primera la de la llegada a la cumbre del motociclismo y la segunda, la del reposo. Ayer ambas le despidieron en Ibiza junto a sus hijos.

Belinda Alonso le complementaba. Él, que era «muy pila», como solía referirse a sí mismo, se veía apaciguado por ella, una mujer más bien tranquila. Durante los últimos diez o doce años de su vida Ángel Nieto cambió felizmente la velocidad por la calma que encontraba en Ibiza y junto a su segunda mujer, con la que tuvo un hijo, Hugo, de 16 años. Quienes le conocieron afirman que la isla pitiusa era su refugio y que cuando estaba allí se olvidaba de las motos de alta velocidad y se movía en un Land Rover descapotable antiguo, una Harley Davidson también antigua o en un llaut con el que le gustaba ir hasta Formentera «aunque me tome dos horas», bromeaba. Le acompañaba en su descanso Belinda, a la que conoció en los noventa cuando todavía estaba casado con Josefa (Pepa, para los amigos) Aguilar, la madre de sus dos hijos mayores, Gelete y Pablo, de 40 y 37 años respectivamente. A pesar de que la separación ocurrió casi de un día para otro –el propio piloto confesó en una entrevista que «me fui de casa porque me enamoré de Belinda como una bestia, como un caballo de carreras»–, la relación con su ex esposa siempre fue excelente. De hecho, estaban muy unidos y el campeón de motociclismo no dejó de ayudarla a ella en ningún momento después del divorcio. Un amigo suyo afirma que en más de una ocasión le escuchó decir: «A la Pepa que no le falte nada». Cogían el coche durante varias horas o iban juntos en avión a ver correr a Gelete y Pablo cuando todavía competían en los circuitos (hoy, ambos están retirados del motociclismo y tienen una empresa juntos) y no era extraño que salieran todos a comer o a celebrar algún cumpleaños.

Una relación cordial

Belinda y Pepa se conocieron justamente en los circuitos, donde coincidían cuando los hijos mayores de Nieto eran todavía adolescentes, y desde entonces mantienen una relación cordial. Fue en esa época, cuando iba a apoyar a sus hijos –a pesar de que nunca le gustó la velocidad–, cuando Aguilar se volvió una figura reconocible entre los miembros del mundo del motor. La recuerdan de entonces como una mujer muy divertida, alternativa e inquieta y bastante parecida a Nieto, al que conoció cuando ambos eran muy jóvenes. Trabajaban en la misma calle, en Vallecas, él en el taller mecánico de Tomás Díaz Valdés –luego destacado periodista de motor– y ella, que era hija del encargado de los campos de golf del Club de Campo Villa de Ma-drid, en una droguería. Se casaron varios años después, en 1975, cuando ya el piloto acumulaba varias victorias importantes –como el doblete del 72, cuando fue campeón en 50cc y 125cc– y dos años después tuvieron a Gelete y tres más tarde, a Pablo. Aguilar, que vive en Madrid en el barrio La Latina, llegó el jueves a Ibiza a acompañar a sus hijos en este duro momento.

Y es que todos forman un clan muy unido que incluye a las parejas de Gelete y Pablo. Beatriz Matallana, esposa del primogénito de los Nieto y madre de su hija, Mia, de cuatro años, es maquilladora. Trabaja sobre todo en el mundo de la moda, haciéndose cargo del maquillaje y peluquería de editoriales de revistas de la industria o de desfiles. Ha colaborado con Alvarno y David Delfín, entre otros, durante la pasarela Cibeles y su Instagram está plagado de fotos junto a «celebrities» como Paz Vega, Shakira, Elsa Pataky y Amaia Salamanca. Jennifer Palacios, pareja de Pablo, es abogada y trabaja como directora de eventos de ELSA CEU. Ambas han estado junto a los hijos del piloto desde el primer momento.

Por su parte, el benjamín de la familia ha sido el mayor apoyo de su madre. Se ha encargado en estos días difíciles de darle ánimo y ayer durante el velatorio no se despegó de ella. El joven es también un amante del deporte, pero nunca ha demostrado el interés de su padre y sus hermanos por las motos. Lo suyo es el tenis, por eso está inscrito en la Rafa Nadal Academy de Mallorca, un logro del que su padre se sentía muy orgulloso. Hugo estudió en el Colegio Nuestra Señora del Pilar, en Madrid, y también estuvo interno en la Sandroyd School, un prestigioso centro en Salisbury, Reino Unido. Estaba muy unido a su padre, que pudo dedicarle el tiempo que no pudo entregarle a sus hijos mayores cuando estaba en la cumbre de su carrera de motociclismo. Además, quienes conocen a la familia aseguran que Gelete y Pablo adoran a su hermano menor y ese cariño queda patente en las muchas fotos que ambos han compartido en sus redes sociales en las que se les ve celebrando cumpleaños, paseando en lancha junto al patriarca o posando juntos en la boda de Fonsi Nieto.

Con sus dos esposas compartió dos etapas muy distintas. Aguilar le vio crecer como icono deportivo nacional e internacional, pero también tuvo que lidiar con el susto de los múltiples accidentes que el piloto sufrió durante su carrera y la incertidumbre que cada competición despertaba. Alonso, por su parte, le conoció cuando ya se había retirado de la velocidad pero continuaba trabajando como comentarista del deporte que ayudó a poner en el mapa; una posición fuera de riesgo. Pero la primera mujer de su vida fue su madre, Teresa Roldán, la gran matriarca del clan, a la que tanto el ex piloto como su sobrino Fonsi han reconocido más de una vez ser el soporte principal de la familia. Recientemente, para conmemorar los 100 años de su abuela el DJ le dedicó un mensaje en redes sociales: «Es increíble cómo ella, que es motor de esta familia (nunca mejor dicho) nos ha sacado a todos adelante de la nada con mucho trabajo y esfuerzo». Y es que Roldán es el comienzo de la historia de superación de Ángel Nieto, ya que, tal y como lo ha contado su hijo, llegó a Madrid junto a su esposo sin nada, se instalaron en una chabola en Vallecas y poco a poco puso en marcha un negocio que más tarde se convertiría en una reconocida pollería del barrio.