insomnio
Cuatro trucos para dormir mejor
Pon el móvil en cuarentena, sin la luz azul
El sueño de los seres humanos está regulado por la luz y la oscuridad. Cuando se hace de día, la luz azulada del sol hace que nos despertemos, mientras que por la noche los tonos amarillos del atardecer y la oscuridad estimulan a la melatonina, el neurotransmisor que nos da sueño. Las pantallas de los móviles y los ordenadores también emiten dicha luz azul, por lo que usar dispositivos electrónicos antes de dormir puede interferir negativamente en tu sueño. Usa la opción de modo nocturno para volver tu pantalla anaranjada por la noche, o aún mejor, apágalo dos horas antes de ir a la cama.
Mejor con la persiana bajada, sin la luz del día
Por el mismo motivo explicado anteriormente, la luz que entra por la ventana (ya sea la del sol mañanero o la de una farola) puede despertarte o impedir que duermas. Una habitación a oscuras es una de las mejores cosas que puedes hacer para conciliar el sueño, y el silencio, siempre que sea posible, también te ayudará. Ese apartamento sin persianas encima de una discoteca no es el mejor sitio, sin duda alguna. De hecho, es el peor de los lugares para poder descansar. Si las circunstancias te lo piden, puedes recurrir a una de esas máscaras para dormir y a unos tapones de oídos, siempre que sean cómodos.
Refresca la habitación: temperatura baja
A partir de, aproximadamente, 26 grados de temperatura tu cuerpo tiene que refrigerarse a través del sudor. Esto hace que se mantenga activo y sea difícil conciliar el sueño, como bien sabe todo el que haya intentado dormir en una noche asfixiante de verano. Al bajar la temperatura del cuerpo por la noche se induce al sueño, y por eso es importante mantener fresco el dormitorio. Si no tienes aire acondicionado procura cerrar las ventanas durante el día para que no entre el calor, y abrirlas solo por la noche. Una ducha de agua templada antes de dormir también ayuda a que el cuerpo reaccione enfriándose.
Echarse una buena siesta, no al insomnio
Por mucho que nos esforcemos, en ocasiones no conseguimos dormir suficientes horas. Aunque suena lógico, los estudios científicos han podido comprobar que en estos casos una siesta, aunque sea breve, puede paliar los estragos de una mala noche de sueño. La duración de la siesta puede ser de tan solo 15 minutos. En este tiempo tan corto ya tendría efectos beneficiosos sobre nosotros, pues basta para entrar en el sueño profundo, que es el verdaderamente reparador. No es recomendable hacer siestas de más de una hora de duración porque pueden provocar la ausencia de sueño cuando llegue la noche.
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