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Ángel Gabilondo: «No soy ni un erudito ni un político estrictamente hablando»
Portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, nació en San Sebastián en 1949. Aspira a ser buena persona.
Portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, nació en San Sebastián en 1949. Aspira a ser buena persona.
Define como «inquietantes» a aquellos que ambicionan con ansia un cargo. Él, sin embargo, ha sido ministro, rector, profesor y hasta fraile, pero sólo aspira a ser buena persona. Abandonó la Universidad por tomar las riendas de la candidatura del PSM a la Comunidad de Madrid y ahora pelea desde el grupo de expertos de Pedro Sánchez para articular una propuesta educativa y cultural merecedora de llegar a La Moncloa. Sobre si volverá o no al Ministerio, no suelta prenda.
–Empecemos con un ejercicio de hermenéutica e interprétenos este PSOE...
–Es un PSOE en proceso de transformación, de apertura a la sociedad y de voluntad de dar respuesta a las demandas de los ciudadanos
–Le acusaron de ser un «paracaidista» en Madrid. ¿Dirigir el grupo parlamentario es un reto de altura?
–Trabajo con los demás, no por encima de ellos, así que la altura que tenemos, la tenemos todos juntos.
–«Acabaremos yéndonos». Así acaba su libro «Por si acaso». ¿Ha pensado en dejar el grupo parlamentario socialista de Madrid?
–No, no tengo ninguna intención de abandonar este grupo parlamentario. Estoy aquí con toda mi voluntad, mi compromiso fue que si salía elegido presidente me quedaba, y si no, también.
–Se lo digo porque hay quien ve en su pertenencia al grupo de expertos una pasarela al Ministerio de Educación. ¿Echa de menos la cartera?
-–El Ministerio de Educación tiene ahora un ministro. No sé si el PSOE pensará en mí para eso, por el momento estoy trabajando para aglutinar fuerzas, voluntades y programa en relación a la educación, la ciencia y la cultura. No estoy para nada más. Más que la cartera, echo de menos la Universidad, pero he hecho una elección con todas las consecuencias.
–Desde el PP le acusaron de ser un «erudito» más que un político. ¿Cuánto hay de lo uno y de lo otro?
–Espero que no sean incompatibles, aunque no soy ni un erudito ni un político, estrictamente hablando. Que una persona se preocupe por la cultura, por cultivarse, por leer y por pensar, no es un defecto. De hecho, es lo que hace la mayoría de las personas, aunque yo he tenido más suerte. Tampoco soy un político profesional exactamente.
–Es el quinto de nueve hermanos, ¿cumple el tópico de que «no hay quinto malo»?
-–Veo que mis hermanos son gente magnífica. He tenido una suerte enorme. No me extraña, porque mis padres eran unos seres extraordinarios que nos han contagiado unos valores y una forma de vivir en común de la que me siento muy orgulloso.
–Si Platón se presentase a las elecciones, ¿en qué partido lo haría?
–Si se presentase, es posible que perdiera. Estaría a favor de los valores comunes, de la vida política y pública y en defensa de la ciudadanía. Me gusta leer a Platón pero para no ser Platón.
–Y si tuviera que votar, ¿a quién apoyaría?
–Estaría muy confundido, tomaría posición con compromiso. No se abstendría. Sería difícil encuadrarlo en un partido porque las épocas son distintas, me gusta pensar que el PSOE sería una buena opción.
–La cena de Zapatero con Podemos causó un «shock» en el PSOE. ¿Con quién nos sorprendería ver compartir a Gabilondo mesa y mantel?
–Tengo tendencia a encontrarme con personas de distinto talante y forma de pensar, con las que no comparto ideas políticas. Uno excluye a los que no son buenas personas, pero hay buenas personas en todos los partidos políticos.
–Comparte con Sánchez su afición por el «running». ¿Cómo le ve en su carrera hacia La Moncloa?
-–Debe de tener una sensación de responsabilidad enorme, una voluntad de articular y vertebrar sociedad y de incorporar distintos puntos de vistas. Tiene un itinerario de crecimiento personal y político, aspirar a ser presidente de Gobierno es un camino de transformación personal y supongo que él está con mucha fuerza, voluntad y determinación.
–¿Ganará la carrera?
–Qué difícil es eso. Desde luego está en el punto de salida y está en un punto de partida con muchas posibilidades. Nadie puede garantizar que se gane, pero hay que hacer las cosas bien hasta el final.
–Dijo que no sería un «producto de la política espectáculo». ¿Habría obtenido mejores resultados si hubiera sido carne de plató de televisión?
–Cuando te conocen te aceptan o te rechazan con más claridad. En ese sentido los medios de comunicación son decisivos porque necesitas llegar a millones de personas, a mí me ha ayudado a que me vean como soy. Creerse que igual si hubiera tenido más tiempo... quizá con más tiempo hubiera hartado. Me conformo con lo que ha ocurrido.
–¿Cómo se tomó su familia esta vuelta a la primera línea política?
–La gente que te quiere no quiere que te metas en líos, ni que sufras. Pero una vez que lo haces te acogen y te apoyan y viven contigo todo el esfuerzo de intentar que logres lo que persigues. Me he sentido muy querido, pero de entrada no es lo que más les divierte.
–Fraile, filósofo, profesor, ministro, político... ¿Qué le queda por hacer a Ángel Gabilondo?
–Aspiro a ser buena gente. Si de todos esos calificativos me tuviera que quedar con alguno, sería con el sueño de ser profesor, de verdad, merecer ser profesor.
–Además de la Real Sociedad ¿qué le hace bajar del «mundo de las ideas»?
–Todo, estoy muy apegado al suelo. Tengo las ideas muy concretadas en acciones, soy muy pedestre, estoy muy cercano a las cosas de la vida. Me gusta vivir intensamente, no soy alguien que está en la inopia y que se satisface con ideas abstractas.
–¿Es Pablo Iglesias como el hombre que escapó del «mito de la caverna» de Platón, que no distingue entre lo verdadero y lo que cree verdadero?
–Iglesias es un gran político y con un gran futuro. Es una persona valiosa. Si uno se cree que lo sabe todo, está perdido.
–Dicen que es usted coqueto ...
–Si más que coqueto, es que luego tus hijos te dicen: «¡Pero cómo sales con esta pinta!». Siempre la gente que te quiere está buscando lo mejor para ti, pero yo ya no tengo mucho remedio. Las personas que tenemos alguna inseguridad afectiva somos más presumidos quizá esto de ser de San Sebastián, igual soy más presumido de lo que quisiera.
–Buscó en uno de sus libros a «Alguien con quien hablar». ¿Quienes necesitan dialogar urgentemente en la escena política actual?
–Me gustaría que hablaran despacio el presidente del Gobierno y el de la Generalitat. Ha faltado diálogo y estar a la altura de ese desafío.
El lector
«Leo todos los días la prensa, es nuestra obligación. Hay que escuchar la voz de todos los periódicos, me importa lo que se dice, es la expresión y la voz del sentir de muchos ciudadanos, que aunque a veces no se coincida con la línea política, no significa que no las escuche con seriedad y rigor. Hay que leerlo para identificarse, a veces, y para distanciarse, otras».
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