Cambios climáticos
El gran reto del agua
El cambio climático, producido por las emisiones de CO2, provoca sequías cada vez más frecuentes y, por otro lado, deshielo que aumenta el nivel del mar. Este bien, origen de la vida, es una de las grandes preocupaciones para el futuro
El cambio climático, producido por las emisiones de CO2, provoca sequías cada vez más frecuentes y, por otro lado, deshielo que aumenta el nivel del mar. Este bien, origen de la vida, es una de las grandes preocupaciones para el futuro.
El 70% de la superficie de nuestro planeta está compuesta por agua. Sin embargo, el 96,5% se encuentra en mares y océanos, es decir, se trata de agua salada no apta para consumo humano. Si al agua total disponible en la Tierra le restamos la que se encuentra congelada en los casquetes polares o en glaciares y las depositadas en el subsuelo, en pozos o acuíferos, lo que queda es solo un 0,025%, de agua apta para beber. Además, las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), afirman que las necesidades de agua potable se dispararán globalmente hasta un 55% hasta el 2050. El estrés y la sequía es uno de los retos a los que se enfrenta gran parte del planeta debido al cambio climático. Este fenómeno va a tener mucho impacto en países secos; Siria, Sudán del Sur, Yemen están en un proceso de gran sequía, pero también en España las asociaciones conservacionistas alertan desde hace décadas del proceso de desertización que sufre la Península. La falta de suministro está llevando a las personas a las ciudades, además de provocar movimientos migratorios entre países, hay escasez de alimento y esto puede producir conflictos armados a nivel interno. En general, los países del África subsahariana y de Asia Central son los que más se van a ver afectados en este sentido. El otro área donde el cambio climático va a tener grandes efectos es en los países con glaciares, como los del Himalaya. Estos van a retroceder y tendrán que adaptarse a un nuevo régimen hidrológico.
Precisamente el deshielo (el 60-90% del agua dulce del planeta) es el segundo problema del cambio climático. Cada verano los científicos nos alertan sobre la situación del Ártico. Éste se está calentando y derritiendo a un ritmo sin precedentes... a eso hay que sumar que los últimos años han sido los más calurosos desde que se tienen registros. La temperatura del mar y de la atmósfera hace que se espere que en los próximos años o décadas se produzca un verano completamente sin hielo marino en esa región. Este tipo de hielo refleja la luz y la energía del sol, que retorna al espacio, produciendo lo que se conoce como efecto albedo; si desaparece una parte o todo, lo que encontrarán los rayos será la superficie oscura del océano, que absorberá casi toda su energía. Si se calienta el océano, lo hace también la atmósfera, causando un derretimiento aún más intenso del resto del hielo marino en un efecto de retroalimentación. Se cree que esta retroalimentación es una de las causas del fenómeno de amplificación del calentamiento global en el Ártico. Dicho calentamiento amplificado desestabiliza ya hoy el clima polar y a su vez afecta los climas vecinos (Europa, Asia, América del Norte...) en los que se multiplican los eventos meteorológicos extremos, como olas de calor y de frío, sequías, inundaciones y demás fenómenos.
La Antártida, la otra gran reserva de hielo del planeta, está en mejor situación y sin embargo, un reciente estudio publicado en la revista Nature afirma que el ritmo del derretimiento de las capas de hielo en la región se ha triplicado desde 2007. El deshielo tiene además otro problema ya conocido, que el nivel del mar sube. De hecho se espera que lo haga entre 50 centímetros y metro y medio si las emisiones de CO2, causante del calentamiento global, no se reducen a tiempo.
Cáscaras de pistacho para descontaminar el agua
Científicas del departamento de Física Aplicada de la Universidad de Extremadura (UEx) y la Universidad de Bath (Reino Unido) se han unido para producir filtros de carbón activo, un material con alto contenido en carbono y muy poroso que ayuda a limpiar el agua de ciertos compuestos orgánicos, y más en particular, de la cafeína, un contaminante emergente. Para fabricar este filtro han utilizado cáscaras de pistacho, mediante un proceso novedoso llamado hidrocarbonización. Este se basa en la trituración y disposición en condiciones homogéneas de la biomasa para después, introducida en agua, someterla dentro de un reactor a un calentamiento en condiciones moderadas de temperatura (150 – 250 ºC), y presión (que se autogenera en el proceso). La acción de estas tres variantes, temperatura, presión y poder oxidante del agua, da lugar a una degradación de esa biomasa para enriquecerse en carbono.
El coche de aire comprimido
Se anuncia su producción desde 2001 aunque desde entonces no se ha conseguido fabricarlo de forma industrial. Es el Airpod o coche de aire comprimido, un invento sardo para tres personas que saldría a la venta este verano con un coste de 8.000 euros. La novedad es que el motor funciona con aire comprimido; dos bombonas de aire a alta presión hacen girar una especie de rotor que a su vez traslada el movimiento a las ruedas. Las bombonas se recargan enchufando el coche a la luz como si de un eléctrico se tratara. Eso sí tarda unas 5-6 horas y el coste es de unos 5-6 euros. Una vez conectado a la luz el mismo rotor o ventilador gira al revés y con ese movimiento vuelve a recargar las bombonas. El coche, del que ya existen prototipos, tiene una autonomía de 150 km y circula a una velocidad máxima de 80 km/h.
Habrá que esperar para ver si esta es la puesta de largo definitiva de este modelo cuya producción ha sido anunciada y detenida varias veces en estos años.
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