Olimpismo
Los Juegos Olímpicos del futuro
Recientemente se ha publicado en diferentes medios una enorme cantidad de fotos que muestran el abandono de recintos en los que se celebraron algunas de las últimas olimpiadas. Es desolador ver el estado de las piscinas que usaban los nadadores para la puesta a punto antes de la competencia, tanto en Atenas como en Pekín. Lo mismo sucede, en estos países, con los trayectos diseñados para kayac, los estadios concebidos para voley playa o las villas olímpicas. El panorama no es mucho mejor para las mascotas, que yacen abandonadas como esqueletos de fiestas que algún día se celebraron. Los intentos por apagar la llama olímpica y las constantes polémicas de los brasileños acerca de si era el momento adecuado para celebrar esta fiesta del deporte han vuelto a traer a los titulares, la discusión: ¿compensa la inversión?
¿Y si los JJ OO del futuro se llevaran a cabo en un entorno simulado y en el que todos pudiéramos participar? Hay empresas tecnológicas, como AccuScore o Strat-O-Matic que realizan simulaciones basadas en todos los registros disponibles (individuales y grupales) para saber cómo terminará un encuentro entre dos equipos y deportistas. Su tarea es recrear miles de encuentros para descubrir el resultado promedio. Pero ¿qué ocurriría si pudiéramos utilizar esta capacidad de procesamiento para crear un atleta y llevarlo a unos Juegos Olímpicos virtuales? La tecnología para conseguirlo está disponible, no hay más que ver juegos como FIFA 2016 para descubrir que con entrenamiento y charlas técnicas es posible aumentar el desempeño físico y mental de los personajes. Así sería posible que los jugadores/atletas crearan una Mireia Belmonte o un Usain Bolt que participe de unas olimpiadas virtuales. Esto tiene grandes ventajas (y algunas desventajas, obviamente), como evitar grandes inversiones sin saber qué ocurrirá una vez terminada la competición. Otra de ellas es que abriría el espíritu olímpico a otro sector que siempre ha soñado con participar del evento. También sería una puerta para que entraran deportes que son seguidos por millones de fanáticos, algunos tan reales como el surf y otros que sólo existen en el mundo de la ficción, como el quidditch de Harry Potter, el Dom-Jot de Star Trek o las carreras de Tron.
Esta competición puede convertirse en un complemento de los JJ OO con una gran ventaja: su capacidad para generar ganancias y estimular la creatividad (y también, para qué negarlo, el sedentarismo). Las descargas de videojuegos, los productos asociados a los deportes (camisetas de equipos de quidditch, los álbumes de cromos, etc.) y la creación de deportes y simulaciones por parte de expertos tecnológicos de todo el mundo. Por si fuera poco, también se pueden convertir en una herramienta educativa, ya que los «deportistas» tendrían que aprender diversos principios de física, biología y hasta genética para desarrollar al mejor candidato a medalla de oro... Por ahora, virtual, claro.
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