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Fabrice Pastor, el rey del pádel

El empresario monegasco, CEO de Montecarlo international Sports, impulsa la modalidad de «grand slam» de este deporte

Todas las semanas Fabrice Pastor juega un partido de pádel con sus amigos, entre ellos el entrenador francés Diddier Dischamps
Todas las semanas Fabrice Pastor juega un partido de pádel con sus amigos, entre ellos el entrenador francés Diddier Dischampslarazon

El empresario monegasco, CEO de Montecarlo international Sports, impulsa la modalidad de «grand slam» de este deporte

Es ex jugador de pádel profesional, CEO de Montecarlo International Sport (MIS) y candidato a la presidencia de la Federación Internacional de Pádel. Fabrice Pastor, hijo de la actriz Syliane Stella y del fallecido empresario monegasco Michel Pastor, vive junto a su familia y tiene establecidas todas las sedes de su empresa, además de su circuito de pistas de pádel y tenis, en Mónaco. Sin embargo, Pastor mantiene un fuerte vínculo con España. Su mujer es española y es un ferviente seguidor del flamenco y las playas, y admira la pasión que ha generado su deporte favorito en nuestro país. Aquí fue donde descubrió el pádel. Primero en el Marbella Club, cuando el príncipe Juan Loe impulsó por primera vez esta práctica, y más tarde, al disputar el primer partido en el club de golf de la Moraleja contra las hermanas Silvela, momento en el que quedó rendido ante éste. A partir de ahí su afición no paró de crecer e hizo cómplices a sus tres hijos.

Además, se declara amante de nuestra grastronomía: «Los huevos estrellados de casa Luño y un buen plato de jamón no tienen paragón», declara el hombre de negocios sobre su plato español predilecto. Entre sus otras aficiones destaca viajar en barco, algo que hace siempre que el trabajo se lo permite. «Baleares me gusta mucho, pero toda la costa española me parece impresionante», reconoce al preguntarle por su litoral de referencia. Su infancia está marcada por los cambios constantes de residencia, lo que le ha aportado una visión de la vida muy particular. «Debo de coger más de 200 aviones al año, una barbaridad, pero me gusta muchísimo, diría que es mi primer hobby tras el pádel», reconoce entre risas.

Una disciplina en la cima

Pastor fue jugador profesional y conoce a la perfección las dificultades cuando no se tienen los recursos necesarios. Por eso, uno de sus principales objetivos, además de internacionalizar esta disciplina, es transmitir a los jugadores valores que considera imprescindibles: «Verdad, calma, tranquilidad, confianza y trabajo duro».

Después de casi toda una vida dedicada al deporte, Pastor cuenta con grandes amistades, como el seleccionador de fútbol francés Diddier Deschamps, que acaba de proclamarse campeón del mundo.

«Al comienzo de cada partido le enviaba un mensaje deseándole suerte y cuando se proclamaron vencedores bromeé al sugerirle que había sido su amuleto de la suerte», comenta. Su empeño actual es impulsar la modalidad de Grand Slam, «emulando al tenis, pero sin copiarlo», porque considera que promover los torneos será la mejor manera de situar a este deporte en la cima.