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Ni quito ni pongo rey...
La guerra entre Pedro I de Castilla con su medio hermano, Enrique de trastámara, acabó en 1369 con fratricidio
La guerra entre Pedro I de Castilla con su medio hermano, Enrique de trastámara, acabó en 1369 con fratricidio.
Pedro había sido derrotado días antes en la batalla de Montiel, y se hallaba sitiado, junto con un puñado de fieles, en el castillo de la villa. Desesperado, trató de buscar una salida pactada con algunos de los nobles fieles a Enrique (entre ellos Bertrand du Guesclin) y, para ello, fue invitado a salir del castillo y entrevistarse con ellos en el campamento de Enrique. Pero era un ardid: cuando Pedro entró en la tienda donde se debía encontrar con estos, halló también allí a Enrique y descubrió que había sido traicionado. Las narraciones de lo acontecido a partir de entonces difieren enormemente. La fuente más cercana a los hechos, Pedro López de Ayala, narra de la siguiente manera lo que ocurrió al encontrarse los dos hermanos: «E él (Enrique) non le conoscía, ca avía grand tiempo que non le avía visto: é dicen que le dixo un caballero de los de Mosén Beltrán: “catad que este es vuestro enemigo”. E el rey don Enrique aún dubdaba si era él; e dicen que dixo el rey don Pedro dos veces “yo só, yo só”. E estonce el rey don Enrique conoscióle, é firiólo con una daga por la cara: é dicen que ambos á dos [...] cayeron a tierra é el rey don Enrique le firió estando en tierra de otras feridas. E allí morió el rey don Pedro [...]».
Otras fuentes, algo posteriores, atribuyen un mayor protagonismo a otros nobles, que ayudarían a Enrique a lograr ventaja sobre su oponente en la pelea. El portugués Fernao Lopes afirma que, estando los hermanos trabados, y Pedro sobre Enrique: «Fernán Sánchez de Tovar, que era uno de los caballeros que el rey don Enrique traía consigo, le quitó al rey don Pedro de encima y volvió al rey sobre él, y de esta manera fue muerto». Jerónimo de Zurita da una versión similar, si bien en su caso es el vizconde catalán Felip Dalmau de Rocabertí quien auxilia al Trastámara. Lo mismo Jean Froissart, quien narra que: «Tan pronto como [don Enrique] entró en la cámara donde su hermano el rey don Pedro estaba, dijo: “¿Dónde está el hijo de una puta judía que se llama rey de Castilla?”. Entonces respondió el rey don Pedro, y dijo “Tú eres el hijo de puta, que yo soy hijo del buen rey don Alfonso”. Diciendo esto abrazó al rey Enrique y, siendo más fuerte, le tiró al suelo, quedando él encima. [...] Puso la mano en su daga, y sin duda le hubiese matado si el vizconde de Rocabertí no habría estado presente; pues tomó a don Pedro por las piernas y le dio la vuelta. Entonces el rey don Enrique sacó una daga que llevaba en el escarpe y se la clavó a su hermano».
Sin embargo, aunque Bertrand du Guesclin es mencionado por casi todas estas fuentes como instigador de la histórica trampa, ninguna le atribuye participación en la pelea, ni la frase que supuestamente pronunció entonces: «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». Tendríamos que esperar hasta el Siglo de Oro para hallar ese relato, por lo que podemos, en confianza, dudar de su historicidad. Sea como fuere, de este modo tan inusual y sombrío terminó el reinado de un rey sobre cuya memoria la tradición a menudo se ha ensañado, siguiendo las directrices del discurso oficial enriquista.
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