Papel

Fábrica de electricidad

La actual base del funcionamiento de generadores y transformadores tiene su origen en las pruebas que Michael Faraday llevó a cabo sobre la inducción electromagnética

Faraday cambió la historia desde su laboratorio de Londres
Faraday cambió la historia desde su laboratorio de Londreslarazon

La actual base del funcionamiento de generadores y transformadores tiene su origen en las pruebas que Michael Faraday llevó a cabo sobre la inducción electromagnética

El uso de la electricidad es un privilegio. La humanidad ha tenido acceso a ella gracias al trabajo teórico de mentes eminentísimas pero, también, gracias a la labor de sabios que supieron encontrar la aplicación práctica a los conocimientos que otros desgranaban. Uno de los más destacados en este terreno fue Michael Faraday (1791-1867). Su habilidad con la experimentación le llevó a descubrir el primer método para producir inducción electromagnética. Gracias a ello pudo empezar a pensar en la creación, distribución y almacenamiento de esta energía a gran escala.

Faraday es para algunos el mejor físico de la historia, sólo superado por Einstein y Newton y, sin duda, fue uno de los primeros científicos con mentalidad moderna: fue un excelente experimentalista, un incansable lector y un gran comunicador. Su aportación al mundo de la energía no pudo ser más decisiva: sencillamente, hizo que la electricidad dejara de ser un objeto de curiosidad científica para convertirse en una poderosa herramienta tecnológica que se puede generar, transportar, almacenar y usar.

Pero no cabe duda de que el experimento más importante de cuantos iba a realizar es el que logró terminar con éxito el 29 de agosto de 1831. En su laboratorio londinense, Michael estudiaba si el magnetismo que se produce en una bobina era capaz de generar (es decir, inducir) corriente eléctrica en otra bobina. Ató a un anillo de hierro dos alambres aislados: uno estaba conectado a una pila y el otro a un galvanómetro. Cuando abría y cerraba el interruptor de la pila, observaba cómo el galvanómetro mostraba una leve actividad. Es decir, había producido inducción eléctromagnética. El propio Faraday expresaba su entusiasmo en una carta a Richard Phillips el 23 de septiembre: «Ahora estoy ocupado de nuevo con el electromagnetismo y creo que he conseguido algo bueno, pero no estoy seguro».

Desde luego que lo había conseguido. Una cadena de nueve experimentos más le permitió llegar a la formulación de sus primeras leyes sobre la inducción, que son la base del funcionamiento de los generadores y los transformadores eléctricos.

Faraday no fue nunca capaz de formular con precisión matemática sus teorías y, por eso, se granjeó la enemistad de una parte de la comunidad científica que creyó inconsistentes los resultados de sus investigaciones. Pero tras poco menos de dos meses estaba en condiciones de leer ante los miembros de la Royal Institution el compendio de sus escritos sobre la materia redactados bajo el informativo título de «Investigaciones Experimentales». Y es que puede que no hubiera sido un buen matemático, quizás tampoco un físico tal y como hoy los entendemos. Pero su finura científica se había forjado como el creador de algunos de los experimentos más brillantes de la historia.