Cuidado capilar
El microhábito nocturno que combate el 'frizz' y evita que el pelo se rompa mientras duermes
Para combatir el encrespamiento y la rotura del cabello no hacen falta caros tratamientos, sino un hábito tan sencillo como el cepillado nocturno, una rutina avalada por dermatólogos que protege la fibra capilar y distribuye los aceites naturales
Conviene empezar por desterrar falsos mitos. Cepillarse el pelo cada noche antes de dormir no es una fórmula mágica que vaya a solucionar problemas de alopecia o a conseguir una melena más larga en tiempo récord. No existe evidencia científica que sostenga que este gesto ni estimula el crecimiento ni frena la caída. Sus beneficios, aunque notables y respaldados por dermatólogos, se encuentran en un plano completamente distinto: el de la salud y la protección de la fibra capilar.
De hecho, el verdadero poder de este ritual nocturno reside en su capacidad para aprovechar los propios recursos del cuerpo. Con cada pasada, se consigue la distribución de los aceites naturales que el cuero cabelludo genera. Esta grasa, lejos de ser un enemigo, actúa como un acondicionador endógeno que nutre, protege la cutícula y aporta un brillo visible desde la raíz hasta las puntas, al tiempo que combate la electricidad estática.
Por consiguiente, una melena bien cepillada antes de acostarse está mejor preparada para las horas de sueño. Al deshacer los nudos acumulados durante el día, se reduce la fricción durante el descanso, minimizando así el riesgo de que el roce constante con la almohada debilite la hebra y provoque su rotura. El resultado es un cabello menos encrespado y más pulido al despertar.
La técnica correcta y el cuidado de la herramienta
En este sentido, la técnica es fundamental para que el hábito sea verdaderamente efectivo. Los especialistas, como el estilista Philip B, recomiendan dedicarle entre diez y veinte pasadas, siempre con el cabello seco para no forzar su estructura. El método correcto consiste en abordar el pelo por secciones, empezando siempre por las puntas para desenredar sin tirones y ascendiendo progresivamente hacia las raíces. Para facilitar el desenredado, se puede emplear un aceite o sérum, tal y como sugieren desde Vogue, siempre que no aporte grasa.
No obstante, la eficacia del ritual depende directamente de la higiene del instrumento utilizado. De poco sirve un cepillado metódico si la herramienta está sucia y devuelve al cabello los residuos de productos, polvo y sebo que ha ido acumulando. Por ello, los expertos aconsejan lavar el cepillo una vez por semana con agua tibia y un jabón neutro, asegurándose de eliminar cualquier impureza.
Asimismo, este renovado interés por un gesto tan tradicional parece tener su reflejo en las tendencias de mercado. Las proyecciones económicas para el sector de los cepillos capilares anticipan un crecimiento superior al 8 % en el periodo comprendido entre 2025 y 2031, una cifra que demuestra cómo las rutinas de cuidado más sencillas recuperan su valor en un mundo a menudo saturado de soluciones complejas.