Moda
La Moda, hacia una nueva masculinidad
Selfridges y Zara lanzan colecciones unisex, y Loewe, Gucci y Burberry siguen también una tendencia encaminada a la feminización del hombre
Selfridges y Zara lanzan colecciones unisex, y Loewe, Gucci y Burberry siguen también una tendencia encaminada a la feminización del hombre
En la próxima exposición del Victoria & Albert sobre indumentaria, «Undressed: A Brief History of Underwear» (Desvestidos: Una breve historia sobre la ropa interior), una de las piezas que más llamará la atención será el calzoncillo de «género neutro» que la firma ACNE presentó en 2014: «Hemos decidido incluirlos por ser un símbolo del rechazo actual que existe en algunas personas a la idea convencional de lo masculino y femenino», afirma al periódico británico «The Guardian» Edwina Ehrman, comisaria de textiles y moda del museo británico.
Esta misma firma presentó la pasada temporada otoño invierno una controvertida campaña en la que su diseñador, Jonny Johansson, puso como modelo de su línea femenina a su propio hijo, Frasse: «La campaña no va tanto sobre el género sino sobre las primeras experiencias con la moda. Como un niño experimenta con su look por primera vez sin necesidad de tener nada preconcebido», aseguraba el creador a la revista «Dazed». «Observamos una nueva actitud en la moda donde el corte, la forma y el carácter del vestido es lo esencial por encima de buscar una actitud de aprobación social». La propuesta de Johansson en ACNE no sólo se limita a estas palabras y a la puesta en escena: conlleva diseños como los vestidos de punto para hombre que plantea para la primavera verano de 2016 o las camisetas que veíamos este invierno con lemas feministas tanto para hombre como para mujer, tales como «Radical Feminist», «Gender Equality» o «Woman Power».
Y ACNE no es la única firma involucrada en la cuestión de género que plantea la moda. Si bien es cierto que este tema no es nuevo en nuestra agenda (pensemos en el David Bowie de los 70 o en los Buffalo Boys de Ray Petri de los 80), sí es verdad que ahora el grito se escucha con más claridad. «Cada vez siento con mayor fuerza la idea de trasladar el mismo concepto para ambos géneros», confirmaba hace unos meses Miuccia Prada a la web Style.com. Sumémosle a esto que Selfridges y ZARA han lanzado una sección de género neutro o los últimos hitos en la feminización del hombre de la mano de Jonathan Anderson (tanto en su marca como en Loewe) y de Alessandro Michele en Gucci, o el último en sumarse a esta tendencia, Christhopher Baily, en Burberry y aparecerá rápidamente la gran pregunta: ¿llegará la falda para el hombre?
No sería ni mucho menos la primera vez que nos ponemos esta prenda. De hecho, casi nos hemos pasado más tiempo históricamente en faldas que con pantalón. Si buceamos en las bibliografía veremos cómo es en el XIX donde se incrementa la división entre lo femenino y lo masculino, donde se presenta ambos como valores opuestos, lejos de la moda extravagante y lúdica de siglos precedentes: la rectitud y la elegancia del hombre frente a la sensualidad y la belleza de la mujer. Pero eso está cambiando.
Si bien es cierto que todavía parece que queda mucho para que el hombre se atreva de manera decidida con la falda, hay varios iconos de estilo que han dado el paso: Justin Bieber o Kanye West son quizá los dos nombres más destacados del llamado movimiento Mirt (Men In Skirt/Hombres en falda) en el que también podemos encontrar a Marc Jacobs o al español Pelayo Díaz. Su apuesta viene refrendada por marcas consagradas como Comme des Garçons o Givenchy o de creación más reciente como Hood by Air o Rad Hourani, el primer creador en presentar una colección unisex durante la semana de la alta costura parisina. Es este un primer paso muy significativo que empieza a vislumbrar un futuro donde puede que la barrera entre lo femenino y lo masculino empiece a desdibujarse imbuida por un cambio general de la sociedad que empiece a derrumbar tabúes. En un trabajo de la investigadora Laura Zambrini encontramos una reflexión sobre el planteamiento de Howard Becker en el que habla sobre el género como tecnología y la producción de sujetos «normales» a partir de la praxis pregonada de la heterosexualidad. Por tanto, en un mundo donde parece que hemos eliminado esos tabúes, no sería extraño que la moda refleje esta nueva idea social que, de hecho, es lo que Johansson pregona con sus colecciones. Quizá la falda no sea la última respuesta a esa inquietud pero va a ser protagonista del discurso, está claro.
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