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Cañamero prepara juramento alternativo en el Congreso

No empleará la fórmula oficial con una Constitución en la que «no cree» y registrará su renuncia ante notario al aforamiento

Diego Cañamero, al fondo a la izquierda, Teresa Rodríguez, y Jesús Rodríguez, a la derecha en un acto de Podemos
Diego Cañamero, al fondo a la izquierda, Teresa Rodríguez, y Jesús Rodríguez, a la derecha en un acto de Podemoslarazon

No empleará la fórmula oficial con una Constitución en la que «no cree» y registrará su renuncia ante notario al aforamiento

Diego Cañamero aún no forma parte oficialmente del Congreso. El histórico líder jornalero y ahora diputado de Podemos por Jaén no ha acudido a firmar los documentos que lo acrediten como tal, por lo que todavía no tiene en su poder ni la credencial ni la cartera de cuero marrón que recibe cada parlamentario. «No he ido a Madrid, no», confirmó ayer a este diario al que anticipó que los miembros de la Cámara baja serán testigos de un episodio peculiar de toma de posesión de acta.

Cañamero defiende que «no debería ser obligatorio jurar o prometer la Constitución» en ese ritual para alguien que como él, «no cree en ella y no quiere ser hipócrita» y adelanta que utilizará una fórmula alternativa que pase por comprometerse a «defender la Justicia, la paz, los derechos humanos y ese tipo de cosas». En Andalucía estas escenas ya se han vivido. El ex parlamentario autonómico y alcalde del municipio sevillano de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, ya ha protagonizado varias –llegó a proclamar en la Cámara, con su habitual pañuelo palestino que lucharía por «subvertir el sistema» que crea paro– y el propio Cañamero se saltó en su día la retórica oficial cuando se hizo con la Alcaldía de la también localidad sevillana de El Coronil.

Preguntado por qué se ha presentando al Congreso si no cree en la Carta Magna, respondió que pretende «cambiarla» y «eso sólo puede hacerse desde dentro», defendió. Lo que sí tiene decidido es que «justo después» de sentarse en su vetusto asiento renunciará «ante notario» al aforamiento –blindaje judicial de sus señorías– y registrará «en el Congreso ese acta» para que conste porque quiere «seguir siendo un ciudadano como los demás, sin ningún privilegio». Es un gesto, de un insumiso judicial declarado, que para que sea real deberá traducirse en la renuncia a su escaño si llega el caso de que sea investigado. Admite sentir sobre sus hombros el peso de la «responsabilidad» que supone haber sido ungido por las urnas y tiene una meta: «Lograr no ser un diputado más». Busca dejar huella. «Me comprometo con todo lo que hago al cien por cien y el Congreso para mí no va a ser un pasatiempo como pueda serlo para otros», lanza. Al menos en lo formal, es previsible que lo haga, siguiendo la estela de Sánchez Gordillo en la Cámara andaluza.

Al margen de sus movimientos, se están dando otros en torno a una de las principales valedoras del ex dirigente sindical, la secretaria general de la formación morada en la comunidad, Teresa Rodríguez. Ha surgido en la región una corriente crítica dentro del partido, sin rostro, que se denomina Construyendo Podemos y que está recogiendo firmas de adhesión a un manifiesto y pide a través de las redes sociales la dimisión tanto de la líder andaluza, como del secretario de Organización regional, Jesús Rodríguez. Los responsabilizan de la «inobservancia de los estatutos» y «de los acuerdos que han conducido a la pérdida de votos» en las elecciones. Aunque desde la dirección de Podemos-A han recordado que la confluencia con IU permitió lograr un diputado más.