Andalucía

Cinco familias andaluzas acogen a jóvenes inmigrantes ex tutelados

¿Qué les depara a los menas de los centros al cumplir los 18 años? Una asociación les ofrece un hogar para ayudarles a terminar sus estudios y encontrar un trabajo con el que poder independizarse, ya que salen sin documentación ni recursos económicos

La Asociación Familias Solidarias para el Desarrollo ofrece a estos jóvenes hogares de acogida o pisos tutelados/ Foto: La Razón
La Asociación Familias Solidarias para el Desarrollo ofrece a estos jóvenes hogares de acogida o pisos tutelados/ Foto: La Razónlarazon

¿Qué les depara a los menas de los centros al cumplir los 18 años? Una asociación les ofrece un hogar para ayudarles a terminar sus estudios y encontrar un trabajo con el que poder independizarse, ya que salen sin documentación ni recursos económicos

Después de varios días, la rudimentaria embarcación de goma en la que viajaba Mustafá llegó a las costas andaluzas. Desde el 14 de septiembre de 2018, día en el que Mustafá puso los pies en España, su vida ha estado en manos del Derecho español. Tras un año interno en un centro de protección de Jerez de la Frontera (Cádiz), cuando cumplió los 18 años, hace menos de un mes, un nuevo golpe de realidad azotó al joven senegalés.

Sin documentación reglada y con escasos recursos económicos, Mustafá y demás niños se enfrentan cada año al abandono institucional al ser considerados legalmente adultos. Adultos solos sin recursos en un país que los acogió con más contras que pros. Aquí es donde entran en juego los centros de protección, vías de amparo durante un período de tiempo hasta cumplir la mayoría de edad. La Junta de Andalucía cuenta con el Programa de Mayoría de Edad para jóvenes ex tutelados (P+18) que trata de orientarlos laboralmente. No obstante, para estos chicos la autonomía se convierte en un paradigma. La falta de apoyo institucional y de programas efectivos evidencia las deficiencias del actual sistema de protección, puesto de manifiesto por el Defensor del Menor, Jesús Maeztu, en su último informe. Ello desemboca, en ocasiones, en que estos jóvenes acaben delinquiendo para subsistir.

Frente a esta situación, multitud de asociaciones ofrecen los recursos económicos y administrativos necesarios para facilitarles a estos jóvenes una segunda oportunidad. Entre ellas está la Asociación Familias Solidarias para el Desarrollo, integrada por 189 familias y que hace unos días se movilizó en Cádiz por el abandono de ex tutelados por parte de las administraciones. Su presidente, Juan Molina, defiende que según la normativa de la Unión Europea, la Administración «no puede abandonarlos y dejarlos en una situación de desamparo». Asegura que un 10% de los jóvenes que permanecen en los centros de protección sale cada año como ex tutelados.

Una de las ayudas que ofrece esta asociación es el acogimiento familiar. En la actualidad, Andalucía cuenta con tan sólo cinco familias que prestan su vivienda a chicos y chicas que acaban de salir de estos centros. Granada, Sanlúcar de Barrameda o Medina-Sidonia (ambas en Cádiz) son tres de las localidades donde familias solidarias se prestan a convivir con estos jóvenes hasta cubrir sus necesidades económicas y sociales.

Concretamente en Medina es donde reside Mustafá desde hace algo más de una semana. Tras un año en un centro de menores de Jerez de la Frontera (Cádiz), apareció en su vida Yolanda. Aunque está implicada en temas de voluntariado, Yolanda no se había planteado nunca acoger a un joven migrante mayor de edad hasta que conoció cual era la situación de estos. «No es una responsabilidad de educar a nadie ya porque son adultos, sino acompañar», anima ella. Yolanda es para Mustafá una pieza fundamental para poder seguir su camino, gracias a la obra de esta pequeña asociación. Si algo caracteriza la convivencia entre Mustafá, Yolanda y su familia es la «armonía» que se ha creado. Según esta, su papel es ayudar al joven a desarrollarse empezando por sentirse útil, por lo que comenzará a dar clases particulares de francés para irse ganando algo de dinero y enviárselo a su familia. A final de mes, puede alcanzar los 150 euros para repartir entre nueve miembros.

Lo mismo le ocurre a María del Carmen que, junto a su marido, es otra de las familias acogedoras. Ya se han ofrecido a acoger a alguno de los chicos con los que ha contactado la asociación. Inicialmente conocieron a Fátima, una joven marroquí que llegó en patera hace unos meses y que cumple la mayoría de edad este mes de septiembre. Finalmente la joven se marchará a Sevilla pero Mari Carmen espera que prontó integren a uno de estos jóvenes que lo necesiten en su familia y confiesa que están «tan nerviosos como si fuéramos a tener otro hijo».

Su intención es ayudar a estos jóvenes en lo que necesites, ya sea matriculándoles en los estudios que requieran y más tarde en la búsqueda de un trabajo que les garantice la autonomía con la que sueñan.

Tanto Mustafá como Fátima llegaron a España con un único objetivo: ayudar económicamente a sus familias. Pero antes necesitan que otros les ayuden a ellos. Yolanda dice que este proceso no solo es enriquecedor para la persona ex tutelada sino también para quienes los acogen. «Se engrandece mucho uno ayudando y aprendiendo» asegura.

Desde octubre, la Asociación Familias Solidarias para el Desarrollo proporciona alternativas a estos jóvenes. Actualmente, doce ex tutelados conviven en pisos de alquiler gracias a esta entidad. Según Molina, además de las dificultades con las que se enfrenta la juventud en general, estos jóvenes carecen de cualquier «vínculo social y económico que favorezca su emancipación». El proyecto llamado «Emprendiendo el vuelo» les facilita un alojamiento, prácticas en empresa y un trabajo. Molina insiste en la idea de que «si a un hijo tuyo no le echarías a la calle con 18 años sin trabajo, a estos jóvenes tampoco» y anima a las familias a que dejen de lado los estereotipos y se sumen a la iniciativa.