Andalucía
Cuatro millones de razones para el 8M
En Andalucía viven casi una de cada cinco españolas, la comunidad con más convocadas a la huelga del jueves. CC OO desliga de su seguimiento el éxito del paro de 24 horas, que no apoya por ir «más allá de lo laboral»
«Sin nosotras se para el mundo». Ese es el lema principal bajo el que discurrirá la jornada del 8 de marzo este año, para la que la Comisión 8M y la CGT han convocado una huelga feminista. Solo ellas. En Andalucía, 4,2 millones están llamadas al paro general, casi una de cada cinco españolas –3,5 millones si se excluye a las menores de 16 años–. Unas tienen motivos para hacer huelga y la harán; otras encuentran razones pero no apoyarán la protesta; y también están, incluidos los sindicatos mayoritarios, quienes no ven motivos para las 24 horas sin trabajar, ir a clase, consumir más que lo necesario o dejar de cuidar ese día a familiares.
Las diferencias laborales, con profesiones feminizadas en las que los sueldos son inferiores, aparecen en la primera fila de las reivindicaciones. En un hospital público, una enfermera dará la medicación y un médico pasará a hacer la ronda dando los buenos días. Pueden intercambiarse los papeles pero la probabilidad es que ocho de cada diez veces sea ella la que vista el pijama de enfermera. La maestra de los niños hasta que empiecen el colegio, seguramente será también mujer –el 90% lo son–. La limpiadora cobra menos que el limpiacristales, que tiene un plus en su sueldo. Le pasa a Eva, que acude a diario a limpiar oficinas en Sevilla. Vive en España desde hace trece años y tiene motivos dobles para sufrir discriminación. En su grupo de amigas latinas llevan días hablando de la necesidad de apoyar la huelga pero confiesa que pesa más «el miedo» de no acudir a trabajar ese día. En la manifestación –convocada a las 19.30 horas en toda España–, en eso no duda, estarán. «Serviría de mucho que todas parásemos. No se valora lo que hacemos, trabajamos muy duro en casa, cuidando a la familia... Debemos estar unidas», opina. En la Universidad es complicado que una catedrática imparta clase (20%) a alguna de las más de cien mil alumnas (55%) que llenan cada día todas las facultades. Y las jubiladas, las abuelas que se quedarán cuidando de los nietos, también sufren su brecha salarial: las pensiones son 335 euros más bajas (658 frente a 993 euros mensuales). Apenas hay viudos que perciben una paga y quienes lo hacen cobran doscientos euros menos que ellas, debido a las bajas cotizaciones femeninas.
«Soy muy defensora del trabajo con los hombres, pero para que se visualice lo que aportamos es necesario que ese día paremos solo nosotras. Tenemos que reivindicar que trabajamos igual o más que ellos y tenemos peores condiciones laborales», recuerda Luisa Iglesias, trabajadora del Fondo Andaluz de Municipios para la Solidaridad Internacional (Famsi). «Ellos tienen que romper el silencio y también mirarse a sí mismos. La clave –avanza– está en la educación de los niños». Ella hará huelga. Su empresa, semipública, apoya el paro general de dos horas convocado por los sindicatos mayoritarios. Ni huelga ni feminista. «No estamos en una huelga de tipo laboral, si no que tiene unas peculiaridades que sobrepasan ese ámbito», justifica Yolanda Carrasco, secretaria de la Mujer de CC OO Andalucía. «Abarca lo público y lo privado. Nuestra aportación está en el terreno de lo laboral y estamos haciendo difusión para lograr que esas dos horas tengan la mayor repercusión y sean visibles». No entiende que deba haber distinción por sexo. «Comisiones es un sindicato de mujeres y hombres y lo que se persigue es un cambio cultural en todas las vertientes; eso requiere la implicación de todas las personas de la sociedad. Ellos tienen la obligación también de cambiar determinadas pautas adquiridas en nuestra educación», defiende. Para Iglesias, el papel masculino ese día será asumir las tareas que ellas dejarán de hacer. «No tiene que ser la pareja, puede ser un amigo o un vecino quien nos sustituya», explica.
Para CCOO, la amplia convocatoria escapa de sus competencias como sindicato. «No abordamos la cuestión del hogar, aunque apoyamos que tiene que haber una corresponsabilidad, las tareas obviamente no son cosas de mujeres», zanja Carrasco, que desliga el éxito de la protesta de su seguimiento. «Estamos seguros de que independientemente de eso se ha generado una concienciación de que algo no está bien», concluye.
El PP en bloque se ha lanzado a defender que las mujeres trabajen ese día bajo argumentos dispares: desde el «no pueden permitirse perder un día de sueldo» del portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, al «usted va a aportar mucho más trabajando» que lanzó el presidente Mariano Rajoy a Ana Rosa Quintana en su programa. Entre las políticas también ha habido división: algunas como la presidenta de la Junta, Susana Díaz, la apoyan mientras la ministra de Agricultura o la líder de Cs en Cataluña se han mostrado en contra. «¿Por qué el discurso del dinero tiene que estar por encima?», se pregunta Luisa Iglesias. «Muchos hombres se han quedado parados con la crisis y no lo han aprovechado para incorporarse a la infraestructura de la familia. Era una oportunidad para ellos». La protesta también se dirige contra la «cultura de la violación» y la violencia que sufren muchas mujeres. El mundo se paró definitivamente para 203 asesinadas por sus parejas o ex desde 2001; 784 niñas fueron atendidas el año pasado por abuso sexual. «Si mataran a cincuenta futbolistas cada año, solo por serlo, entonces se convertiría en una cuestión de Estado», lamenta.
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