Andalucía
Dios es de derechas
La designación de Juan José Cortés como candidato al Congreso de los Diputados del Partido Popular por Huelva lleva implícitos muchos mensajes y lo menos importante, quizá, es el triste motivo por el que saltó a la fama. Ni desde la progresía más buenista se discute ya la pertinencia de la prisión permanente revisable por la que el inminente diputado luchó a raíz del asesinato de su hija Mari Luz. El dedazo de Casado, hoy, tiene implicaciones más profundas. Para empezar, ha servido para laminar a Fátima Báñez, que manejaba con mano de hierro el PP onubense como plenipotenciaria del sorayismo, esa pesadilla de la que ha despertado al fin una formación que también ha orillado, para significar el cambio de era, a históricos como Teófila Martínez y Juan Ignacio Zoido, además de al dóberman del paracaídas, Rafael Hernando, o al vampiro Montoro. El votante conservador, por obra y desgracia de las listas cerradas, debía encumbrar con su sufragio a algunos de estos personajes, lo que constituía la mayor miseria de nuestra democracia. La llegada de Cortés, sin embargo, es relevante por su condición de pastor evangelista y se enmarca en el giro hacia la espiritualidad que ha dado la derecha. Hace unos días, pudieron leer en La Razón que otro predicador gitano, Raúl García Losada, el mito del cine quinqui que interpretó al Vaquilla, había negociado su incorporación a las listas de Vox, cuyos resultados en los barrios donde se practica «el culto» fueron singularmente buenos en las autonómicas del 2D. Las elecciones también se deciden en los templos, tal vez en mayor medida que en las redes, como demostró en Brasil el arrollador triunfo de un Jair Bolsonaro catapultado por las comunidades protestantes. Es la religión la que ofrece munición para la batalla ideológica que plantea la izquierda.
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