Andalucía
Doce aceitunas y una «fake new»
Sin que el firmante tenga interés en el asunto, pues hace años que las ideas disolventes copan muchas instituciones andaluzas, conviene que comencemos a resaltar las groseras lagunas que pueblan (que vacían) el pensamiento de los extremistas. ¿Para qué distinguir entre zurdos o diestros, galgos o podencos, si coinciden en la ramplonería de muchas de sus recetas y en la mayoría de las votaciones de, por ejemplo, el Parlamento de Estrasburgo? Mi admirado juez Serrano, por tantas cosas heroico, se ha visto en la tesitura de arremeter contra la emisión de las campanadas de Canal Sur desde Nueva York a través de uno de esos vómitos irreflexivos que los «comiúniti mánayers» confunden con el discurso. Y la cosa tiene mucha parte aprovechable, como el cadáver de un cochino, pero resulta poco agradable para los sentidos. Sobre todo, para el necesario sentido crítico que ha de conservar el ciudadano libre. Cabe, cómo no, censurar la horterada de haber elegido «Taimescuer» e incluso cuestionar la propia existencia de la RTVA, que es obligatoria carne de drástica redimensión y porque el cierre está proscrito vía Estatuto. Pero debiera su doble señoría, por magistrado y por diputado, manejar un mínimo de información antes de lanzarse en tromba. ¡Ha dado la razón a quienes piensan que le dictaba las sentencias un mandril esquizofrénico! La emisión de Nochevieja se enmarcó en una campaña de los exportadores de aceituna de mesa contra las medidas proteccionistas de la administración Trump, que ha puesto al borde de la quiebra a buena parte del sector olivarero andaluz. Son las empresas afectadas, a través de su patronal, las que han sufragado los costes en un ejemplo (¡al fin!) de colaboración entre sociedad civil e instituciones públicas. Vox usa las ‘fake news’ al modo de Podemos. ¿Extraña?
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