Arte, Cultura y Espectáculos
El aperturismo empezó en el arte
El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo acoge hasta el 11 de septiembre la muestra «1957-1975», que reúne obras de Equipo 57, Grupo Afal o El Paso, entre otros
La exposición «1957-1975» refleja hasta el próximo 11 de septiembre en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla la pujanza del arte contemporáneo español en el último periodo de la dictadura de Franco, mediante una selección de 200 obras de medio centenar de artistas. Miembros de Equipo 57, Grupo Afal o de El Paso están representados en esta muestra, junto a otros como Guillermo Pérez Villalta, José Soto, Jordi Teixidor, Gerardo Rueda, Antonio Saura, Soledad Sevilla, Rafel Canogar o Alberto Schommer. De algunos de ellos se muestran obras por primera vez en el CAAC, junto a otras de la colección permanente de este centro que no son expuestas desde hace decenios. Algunas de esas obras pertenecieron al antiguo Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla –edificio que ahora forma parte del Archivo de Indias–, que en los años 70 reunió parte de las creaciones más vanguardistas del país.
El año 1957 se considera el del final de la autarquía y el comienzo del desarrollismo, un periodo en el que inician su andadura el denominado Equipo 57 y el grupo El Paso y otros artistas que, en palabras del director del CAAC, José Álvarez, oscilarán «entre el marxismo y el existencialismo». Miembro de Equipo 57, Juan Cuenca, quien ayer asistió al CAAC, recordó que tratando de explicar cómo él y sus compañeros entendían «el espacio plástico» tuvieron la idea, en 1957,W de hacer una película de cine con la técnica de los dibujos animados y sobre la base de una colección de guaches abstractos, para lo cual viajaron a Madrid y buscaron los técnicos que pudieran hacerles el filme.
«Éramos conscientes de que hacíamos algo que rompía, y la idea era conectar con las corrientes europeas», señaló Cuenca antes de recordar cómo una exposición que prepararon en Madrid en 1958 fue clausurada por la Policía, pese a que contaba con el respaldo del influyente crítico de arte Manuel Sánchez Camargo.
Entre las inquietudes de estos artistas en aquellos años, según evocó Cuenca, estaba «impulsar las escuelas de arte y entrar en el mundo del diseño gráfico», aunque eso se hiciera desde ciudades como Córdoba, como era su caso, y sin renunciar a ser «muy activos» contra la dictadura. José Ramón Sierra, por su parte, mostró una de sus obras, fechada en 1965, y que compuso con predominio del negro, color que sigue dominando hoy en sus creaciones, y para la que empleó parte de un antiguo trillo que encontró olvidado en un desván.
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