Málaga
El color y los dólares de la Axarquía
Hay un turista monumental y un turista gastronómico, está el turista de museos y el de fiestas, está el de deportes y el de la naturaleza, sea en su versión playera o en su vertiente de los riscos, el monte o la paramera. Hay tipos para todos los gustos, que es lo natural, pero si hay un género ascendente es el turismo cinematográfico. No hay sensación, sostienen sus practicantes, como visitar la sevillana Plaza de España y ambientarse así en las «Guerras de las Galaxias» o en «Lawrence de Arabia» o como bañarse en la Fontana de Trevi para sentirse por un instante como Anita Ekberg y Marcello Mastroianni.
Tales tendencias las conocen bien en Periana, uno de los pueblos malagueños de la comarca Costa del Sol Axarquía. De eso está ocupándose la Axarquía Film Office, una institución de la mancomunidad de municipios que ha activado una campaña por los centros educativos de la zona para sumar a los chavales a la causa. «Que envíen fotos y vídeos de sitios escondidos de la comarca», explica Dolores, vecina que va camino del templo en la calle Iglesia, donde hay un caserío con una loza en la fachada que reza «Caja de Ahorros Provincial». «Si sirve para la gente viva de algo, muy bien», apostilla.
Es la opinión de la mayoría de la gente del pueblo. Lo primero es la supervivencia. Vivir de algo. Andalucía ha cambiado la agricultura por el turismo. Sus pueblos, de continuar la tendencia, pasarán del paisaje del olivar o el trigo al del plató de televisión. El turismo como fuente de empleo, si no en el orbe de la hostelería, en el del abanico o el del extra, con frase o sin ella. La Axarquía puede ser el próximo desierto de Tabernas. Si Almería es conocida por la filmación de la Trilogía del Dólar, con Sergio Leone, Clint Eastwood y Ennio Morricone, esta comarca de Málaga quiere emularlo mediante el influjo de la factoría Disney.
«Están buscando castillos, fortalezas y cuevas», explica Martín, un sexagenario jubilado que habría encajado perfectamente como actor secundario en «La muerte tenía un precio». El lugareño dice que no monta a caballo, pero con su semblante, no sin algo de maquillaje, podría haber encajado en una banda de mexicanos sanguinarios. Periana no tiene dunas, está empinado al trazo de la orografía de la región. Las casas no son de cartón piedra. «Es la idea, que el pueblo pueda servir como algo real», señala Martín, que duda que pueda encajar en un ambiente marino. Disney está buscando localizaciones para «La Sirenita». «Como no sea cuando venga la gota fría...», bromea.
Desde el instituto Alta Axarquía, en la cima del pueblo, se divisa toda la comarca. El aire llega aquí sin filtros. El monte manda. Manuel señala una zona de cuevas. La versión de la película de Disney será en carne y hueso. Dice que no conoce ni a Zendaya ni a Bella Thorne, dos de las jóvenes promesas de Hollywood. Manuel tiene unos 50 años. Y, aunque asegura que le gusta el cine, no está familiarizado con la actualidad. «A mí, claro, me habría gustado más que vinieran Eastwood, Walach o Lee van Cleef», dice, refiriéndose al bueno, el feo y el malo de la mítica película. «Pero me alegra que todo esto se mueva en la zona. Es un ambiente mortecino», añade.
Cuando no son las inundaciones son los sucesos escabrosos, como la muerte de Julen Roselló, el niño que se precipitó a un pozo en Totalán, un pueblo no lejano a éste. Estas poblaciones merecen aparecer en la televisión con historias menos tristes. Es el poder del símbolo, de la semántica, la condena del género de sucesos. Nunca viene mal, coinciden los vecinos, que Periana se asocie más a la fantasía y al colorido de Disney que a la desgracia que une a la Axarquía de un tiempo a esta parte, con el reciente recuerdo del crío muerto. De extra en una escena de batalla o de actor secundario bajo el agua por una suerte del destino, de mecánico o de electricista, de proveedor de comida o de camarero en el pub, la población de Periana entrevé en la comarca un horizonte halagüeño. Al menos, más que ahora. Los chavales del pueblo están ya aleccionados. Quién sabe si uno de ellos, apunta Manuel, encuentra una gruta donde pueda grabarse una escena con esa especie de Poseidón, que es el padre de Ariel, la sirenita, cuyo destino le ha concedido un nombre, no como el protagonista de «Por un puñado de dólares».
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