Relaciones laborales

El tuit que zarandeó la RTVA

A menos que se cambien las reglas para elegir al director, queda interinidad para rato. El PP opta por un táctico tancredismo para que PSOE e IU se muevan

Joaquín Durán y Pablo Carrasco, el pasado 28 de febrero
Joaquín Durán y Pablo Carrasco, el pasado 28 de febrerolarazon

Sevilla- «Hace unos minutos he comunicado a la consejera de Presidencia mi dimisión, motivada por el deseo de abordar nuevos proyectos profesionales». El tuit de Pablo Carrasco sacudió mediáticamente la mañana del martes. Dejaba la Dirección General de la Radio Televisión de Andalucía (RTVA) después de más de cuatro años en el cargo. Desde entonces, llueven las hipótesis y las conjeturas sobre el futuro de la cadena pública que es o el principal instrumento de vertebración de Andalucía o el principal instrumento para que el PSOE siga poblando la Junta. Depende de a quién se le pregunte.

La marcha de Carrasco ha sido una sorpresa relativa. Había motivos que hacían pensar que no acabaría el mandato para el que lo eligió el Parlamento (lo apoyaron PSOE e IU, y el PP se abstuvo). Al director general le molestó la rebaja del 43 por ciento de su sueldo, pero tanto como la rebaja, la demagogia política con los sueldos de profesionales. Esto no se lo calló, ni en público ni en privado. Ni antes de las elecciones autonómicas del 25 de marzo–cuando circulaban los nombres de sus inmediatos sustitutos–, ni después.

A lo largo de estos cuatro años ha tenido que «entenderse» con cuatro consejeros de Presidencia. En una entrevista publicada en LA RAZÓN el pasado 30 de diciembre aseguraba: «Creédme, que todos han tenido un respeto extraordinario y que nada tiene que ver con el prejuicio que todo el mundo tiene». Siempre ha negado las presiones, aunque el perfil marcadamente político de Susana Díaz no es el técnico de Antonio Ávila, o el de Mar Moreno. A Zarrías sólo lo sufrió unos meses. Y toques desde San Telmo, los hubo y haylos.

Con todo, uno de los factores más importantes que ha contribuido de forma decisiva a su desgaste profesional –y personal– ha sido la negociación de los ajustes con los sindicatos y las críticas de los trabajadores.

Cuando Carrasco accedió al cargo en 2008, ya soplaba fuertemente la crisis, pero la asignación de la Junta era todavía de 180 millones de euros. Este año es de 118 millones, más 20 presupuestados para cubrir el déficit. Aquí está el verdadero problema. O hay cirugía en la RTVA, o es difícil mantener su viabilidad. Los ingresos se han desplomado; el gasto fijo en nóminas supera los 80 millones de euros, la mitad del presupuesto. Está abierta la negociación del convenio colectivo y los casi 1.600 trabajadores se niegan a que entre la tijera. Carrasco no estaba dispuesto a deslizar la firma para garantizar la paz social. «Sólo firmaré un convenio que grantice la sostenibilidad en el futuro».

El subdirector habilitado, Joaquín Durán, o un nuevo director lidiará ahora con este difícil problema. Todo apunta a que será Joaquín Durán, mejor relacionado con la vieja guardia del PSOE que con la nueva. A menos que se cambien los criterios para la elección del director del ente –son necesarios los votos del PP– queda interinidad para rato en la RTVA. El PP ya ha apostado por el tancredismo. Dejar que sean IU y PSOE los que se muevan y, si es posible, que se vayan cociendo en la salsa de los ajustes, la negociación del convenio y el tentador control ideológico.