Sevilla
Espadas pelea por optar a la Alcaldía tras el desplante del PSOE y Griñán
Juan Espadas quiere ser candidato del PSOE a la Alcaldía de Sevilla. «Es mi decisión personal», justificó ayer en una entrevista en la Cadena Ser recogida por Europa Press. Un razonamiento que exponía mientras José Antonio Griñán era designado senador socialista, haciendo uso así de una de las tres actas dejadas libres por el propio Espadas y otros dos parlamentarios.
La necesidad de cobijar a Griñán bajo el amparo del Tribunal Supremo ante un hipotético procesamiento por «la trama de los ERE», requería sacrificar algunas piezas. Finalmente fueron tres: a la renuncia de Espadas se unieron las del portavoz del PSOE en el Parlamento, Francisco Álvarez de la Chica, y la diputada por Huelva Antonia Moro. Llama la atención que de los cuatro senadores, sólo haya conservado tal privilegio la ex consejera Fuensanta Coves. De todos, Espadas es el más perjudicado.
Relegado
En octubre de 2010, el PSOE se movilizó para situar a su candidato en un puesto de cierta relevancia. Su nombramiento final como senador le permitía gozar de una plataforma visible además de un sustento público envidiable. Pero la jugarreta política de su líder lo ha situado fuera de esa esfera privilegiada por la que ha venido cobrando 4.654 euros mensuales. Aunque mantendrá un sueldo como portavoz del PSOE en el Ayuntamiento sevillano, su retribución será de 50.629 euros –3.616 brutos al mes–, según consta en el acuerdo de Gobierno de 20 de junio de 2011. La diferencia fundamental es que cobraba 2.831 euros brutos, a los que se sumaban otros 1.822 en concepto de indemnización mensual al vivir fuera de la Comunidad de Madrid –esta última cantidad percibida de forma íntegra porque no está sujeta al IRPF–. El siguiente paso que deberá seguir es notificar a la dirección de Recursos Humanos del Consistorio que reclama su nómina como concejal y portavoz de su grupo, según fuentes municipales.
Relegarlo justo en la eclosión del «nuevo tiempo» a una posición menor dentro del partido puede ocultar consecuencias mayores. ¿Por qué si no iba a reivindicarse Juan Espadas como sucesor de sí mismo restando dos años para las elecciones? Su lealtad al partido está fuera de toda duda; la sintonía con Susana Díaz, decidirá.
Los privilegios de senador que ahora pasarán a tener tanto Griñán como el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, y la ex consejera Mar Moreno, incluyen móvil corporativo, despacho, una tarjeta-taxi con hasta 3.000 euros anuales, además de «barra libre» de viajes de trabajo –con complementos incrementables en función de la categoría–. Los integrantes de la Cámara Alta disfrutan también de un generoso régimen de prestaciones cuando son cesados: pensiones, complementos a los ingresos o la correspondiente indemnización (un mes por año o fracción de seis meses).
Fuentes socialistas confirmaron ayer que, sin embargo, Espadas no se acogerá a ninguna de estas figuras.
Su renuncia formal supone hacerlo también a cualquier tipo de cesantía. La situación es distinta a la que se produjo cuando Griñán, ya a los mandos de la «nave» andaluza, optó por suprimir la Consejería de Vivienda. Entonces sí percibió esa ayuda especialmente diseñada para altos cargos en período de transición. La casualidad –si en política existe– ha hecho que en ambas ocasiones fuera el ex presidente de la Junta quien se cruzase en el camino del ayer autoproclamado candidato socialista a la Alcaldía de Sevilla. Y en ambas el cambio ha sido para peor.
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