Honores a Miura

Jerez soñaba con el arte, en la tarde del adiós en su tierra de ese ciclón llamado Juan José Padilla. Se puso el cartel de «No hay billetes» para la primera tarde de la temporada de Morante de La Puebla, que regresaba de la mano del veterano apoderado Manolo Lozano. Pero la suerte y el duende no se encontraron en el ruedo jerezano. Al margen de la Feria del Caballo, la atención taurina se centraba en Osuna. En esa localidad debutaba la mítica ganadería de Miura. Según cuentan los eruditos, era la primera vez que el hierro de la «A con asas» llevaba una corrida a una plaza de la provincia de Sevilla (que no fuese la capital). Miura es un nombre que impone respeto. Y, para muchos taurinos, también es motivo de admiración. Admiración por su historia, manteniendo la ganadería en la ferias más importantes de generación en generación. Y admiración por seguir con la sangre original de las castas Gallardo y Cabrera, con unas características raciales muy distintas a los toros del resto de divisas, tratando de adaptar sus embestidas a las exigencias de la tauromaquia actual. Sea como fuere, Miura no defraudó. La terna, compuesta por El Cid, Daniel Luque y Pepe Moral, cortó cinco orejas en un interesante y variado espectáculo, saliendo a hombros el torero de Salteras junto al de Los Palacios. La corrida de Osuna, tras la lidiada en la Plaza de toros de Sevilla, ratifica el buen momento que sigue teniendo el legendario hierro de Zahariche. El jienense pueblo de Santiesteban del Puerto anuncia ya seis toros de Miura para el próximo día 20 de mayo. Le siguen plazas de la categoría de Madrid, Pamplona, Bilbao y Albacete. Miura es Miura. Por mucho tiempo.