Teatro
Idiomas propios
«Europa se ha convertido en el soñado paraíso para millones de personas de todo el mundo, aunque los sueños no siempre responden a una realidad»
Vivimos un momento de indudable mestizaje en nuestro país. Hay gustos y argumentos para los que ven en esto una gran oportunidad. Otros solo encuentran la destrucción de la civilización y la cultura española. Lo cierto es que hace treinta años los extranjeros que veíamos eran en el centro y normalmente turistas. El indudable salto de España desde que se instauró la democracia y los graves conflictos en otras áreas del mundo convirtieron a nuestra tierra en lugar de peregrinación desde muchos lugares: las cercanas playas marroquíes, hispanoamericanos con quienes siempre han seguido existiendo lazos indudables y tejidos por muchos miles de españoles que hicieron sus vidas y sus familias en aquellos pueblos... Ahora era España la que brindaba oportunidades. Europa se ha convertido en el soñado paraíso para millones de personas de todo el mundo –los sueños no siempre responden a una realidad–, por eso todos tenemos vecinos de todas las razas y lenguas en cualquier barrio.
Esto viene a cuento del montaje teatral que se representa en el Teatro María Guerrero de Madrid, teatro nacional y con una historia magnífica. Recuerdo todas aquellas obras que el genial director José Luis Alonso montaba en pleno franquismo. Amelia de la Torre, José Bódalo, María Fernanda D’Ocón, Antonio Ferrándiz, Nuria Espert, Antonio Banderas... Tantos nombres gloriosos como la propia María Guerrero. Se podrían llenar páginas de actores, actrices, autores y directores que han dejado su sello en ese escenario. En ese lugar grande de la cultura, Minke Wang, un inmigrante chino, estrena su obra «Un idioma propio», un claro mensaje a la diversidad. Que un montaje complicado para entrar en el mismo tenga acogida en el primer teatro oficial de España dedicado a la dramaturgia es un paso de gigante hacia la auténtica integración. Es pasar de alimentar y alojar a ingresar en la cultura. Siempre saldrán voces que objetarán cómo no se dan esas oportunidades a autores españoles. Recordarles a estos que los artistas y autores españoles siempre han tenido buena acogida en muchas naciones. Y ahora más que nunca.
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