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Díaz acusa a Sánchez de pensar en él y no en España
Avisa de que el PSOE es también de los votantes no sólo de las bases.
Avisa de que el PSOE es también de los votantes no sólo de las bases.
Existía, una vez más, expectación por si Susana Díaz anunciaba de manera clara su disposición a liderar el PSOE. No era el día. Y eso que no faltó nadie al máximo órgano entre Congresos del PSOE-A. Los asistentes dedicaron largas ovaciones a Micaela Navarro (la presidenta dimitida), Antonio Pradas (la persona que entregó las renuncias de los 17 miembros de la Ejecutiva) y a la propia Díaz. A ésta, incluso, poniéndose en pie. Su intervención ante el Comité Director de los socialistas andaluces tuvo un tono conciliador con continuas llamadas a «coser» las heridas del partido y recuperar «la fraternidad» tras la crisis abierta esta semana, aunque con varios reproches –sin nombrarlo– al secretario general Pedro Sánchez. Las críticas al PP y a Podemos completaron su discurso.
Díaz admitió que la crisis del PSOE no es nueva y reconoció la «cadena de derrotas» y la pérdida continua de apoyos desde 2008. «Nos hemos desconectado de la sociedad, nos miran y no nos identifican», dijo. «En el año 2008 teníamos casi 6 millones de votos más que ahora», recordó.
Aunque los problemas del PSOE arrancaron hace seis años, la presidenta de la Junta andaluza aumentó su dosis de crítica para referirse a estos dos últimos años, desde la llegada de Sánchez a la dirección del partido. «Hicimos un congreso hace dos años para cortar ese declive pero los resultados han seguido empeorando. Ha habido exceso de temeridad y aventurismo», apuntó.
La secretaria general de los socialistas andaluces fue del retrato general al particular, hasta centrarse en la situación actual, con un partido dividido y roto. Ahí mostró de nuevo cuál es la hoja de ruta del sector crítico, completamente distinta a la de Pedro Sánchez. Abogó por un Congreso en el que se haga «una reflexión seria, profunda y serena sobre qué nos está pasando y no cuándo más convenga a determinadas personas» porque primero están los «intereses del país y luego los del PSOE».
En cuanto al Congreso exprés que quiere Sánchez y sus afines, también criticó la «instrumentalización» que se está llevando a cabo de los militantes y recordó que el PSOE no sólo se debe a éstos, sino también a sus votantes. «Tenemos que entender que el PSOE no es patrimonio de sus militantes sino de los votantes», deslizó. El matiz no es menor, porque los primeros constituyen menos del cinco por ciento de los sufragios del PSOE.
En ese ejercicio de templar los ánimos después de las dimisiones de los críticos de la Ejecutiva de Sánchez, Díaz reclamó que «nadie hable de bandos» porque «en el PSOE no hay bandos». Sobre las acusaciones de Sánchez de sentirse más cerca del PP o querer que los populares gobiernen con la abstención socialista apuntó que «ser socialista es incompatible con ser de derechas». En este sentido, tampoco aclaró si la dirección del PSOE debe negociar la investidura de Rajoy para evitar terceras elecciones porque, al menos, «el PSOE-A no quiere que gobierne la derecha» y a ella le ha dolido lo de «subalternos del PP».
El guión habitual de Díaz incluye también una defensa cerrada de los ex presidentes del Gobierno socialistas. Ayer no fue menos: «Cómo no nos vamos a sentir orgullosos de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero», se preguntó. «Han cambiado España, uno 14 años y otro 8, y lo han hecho por el bien de este país y de su gente».
La intervención, entre aplausos de sus compañeros de partido, contuvo duras acusaciones para el PP, al que calificó de «derecha dañina»; al Gobierno, del que apuntó que «avergüenza a los españoles»; y para Podemos, al que advirtió de que no va a hacer con el PSOE «lo que ha hecho con IU».
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