Sevilla
«La gente nos atribuye milagros, pero no existen»
El programa «El Público» triunfa en las tardes radiofónicas andaluzas por su vocación de ser un servicio público a la ciudadanía.
Cada tarde ante más de 100.000 andaluces. Luego dicen que está mal la profesión.
–Lo que sí es verdad es que hay una crisis profunda en el periodismo, pero nosotros llevamos casi 20 años con el respaldo de la audiencia. Creo que es el resultado de ser útiles a lo oyentes y éste puede ser el aval que nos dan en respuesta. También nos hace ser responsables para responder ante esta lealtad.
–Más que lealtad, lo que hay es mucha confianza.
–Claro, la gente nos atribuye milagros, pero los milagros no existen. Esto lo digo mucho en el programa, aunque se resuelvan muchas cosas por la fuerza de nuestro número de oyentes. Cuando hay errores o problemas nos dejamos los nudillos llamando a las puertas y nunca en todo este tiempo, y hemos pasado de las 25.000 quejas, nadie nos ha presentado jamás una demanda, lo que quiere decir que hemos hecho las cosas con seriedad. Aquí no entra un loco a poner a parir a una empresa o un despechado contra un Ayuntamiento. Antes de todo eso nos informamos de qué es lo que ha pasado, el oyente que llame y si no tiene razón no entra. Si tiene razón, se le devuelve hasta un coche nuevo, como llevamos más de treinta.
–Se han empeñado ustedes en ir contracorriente, porque eso de ayudar está en extinción.
–El que se queda en la cuneta en relación con la Administración, con la empresa de telefonía, con el coche que ha comprado, se queda más solo que la una. Aquí todo el mundo se encoge de hombros y como la Agencia Tributaria o el colegio donde solicitó la beca se equivoquen en un error informático es dificilísimo rectificarlo. Nunca pude pensar que el peso de la burocracia fuera así en la era de la comunicación. Nosotros caridad no pedimos, queremos que se cumplan los derechos de todos.
–También se pone a la gente un poco firme, sobre todo Joaquín Moeckel.
–Moeckel es un crack y desde luego no se la da nadie. Se trata de poner a la gente un poco en alerta, porque hay mucha gente a la que se la dan. Hay que espabilar y, en ese sentido, tiene más colas que San Judas Tadeo para que los asesore; hace a veces hasta de juez de paz. Se implica de verdad, recuerdo que una vez le dijo a una mujer que se esperara en la puerta del banco antes de entrar porque la iba a acompañar él.
–¿Han bautizado a muchos niños?
–¡Yo ninguno! (risas). La gente es muy agradecida y la fuerza está en que siempre hemos sido líderes de audiencia. Ahora las tres horas, pero la primera hora siempre, somos los primeros en la tarde y tratamos de que la gente siga ahí. Si no nos oyeran no tendríamos tanta capacidad de presionar.
–Ya, lo que me cuenta es del «programa de Vigorra», pero «El Público» tiene más secciones.
–Pues claro, eso es lo que nos ha dado singularidad, pero luego hay una parte dedicada a la divulgación, porque creemos que la gente tiene que preguntar. Queremos contar cosas y luego la parte cultural, con la tertulia de los flamencos en la que están Matilde Coral, Juan Peña «El Lebrijano» o «Nano de Jerez», entre otros. Quizás sea la parte más loca porque, aunque saben de flamenco, son gente que dice lo que piensa sin pararse a pensar lo que dicen.
–La anarquía en estado puro.
–Bueno, la sección se llama «Psiquiatría flamenca», eso se lo puso José de la Tomasa. También nosotros buscamos la cultura, porque en el año 1996 comenzó como una hora de noche antes de llegar a la tarde cuando cambiamos un poco el formato.
–Si nos pusiéramos a ver, como si fuera una serie de retratos, la imagen de Andalucía en estos últimos años, la resultante es bastante preocupante.
–No te quepa duda, porque nosotros decimos que la realidad de Andalucía se parece mucho a lo que aquí pasa cada tarde. Realidades que no se ven y que se ocultan, en relación con la Administración autonómica y central, que ésa pasa mucho de nosotros. Es muy raro que un Ministerio nos haga caso, me río cada día con lo de defender la transparencia, porque cuando nosotros preguntamos nos cuesta mucho trabajo, como les pasa a los ciudadanos. Pasa lo mismo con el robo de camiones, que se da mucho actualmente, o el mal estado de una carretera y los ruidos.
–¿Con qué caso se queda?
–Bueno, son tantos, pero indudablemente lo humano, los temas de salud nos llegan al corazón. Por ejemplo, una chica joven que lleva esperando nueve años para que le hagan una reducción de estómago con 150 kilos de peso. Las listas de espera son como son y llamó llorando porque no sabía a quién acudir y ya está operada. También sucede algo similar con los seguros, sucedió con una mujer a la que se le murió el marido y le hemos conseguido, no conseguido porque le correspondían, 55.000 euros.
–Visto lo visto en estas dos décadas, ¿se cree eso de la «Andalucía imparable»?
–Es menos imparable, en Andalucía hay cosas que se pueden hacer mejor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar