Andalucía

Por fin el verano

La modelo Laura Sánchez y su marido el músico David Ascanio, posan a su llegada a la ceremonia de la IV Edición de los Premios Elle Gourmet
La modelo Laura Sánchez y su marido el músico David Ascanio, posan a su llegada a la ceremonia de la IV Edición de los Premios Elle Gourmetlarazon

Anuncian las mujeres y los hombres del tiempo que por fin este fin de semana tendremos temperaturas propias del verano. No sé si alegrarme o todo lo contrario porque aunque te resulten raras las noches tan agradables que estamos teniendo –sin aire acondicionado, ventanales cerrados, incluso la sábana por encima–, el año pasado ya llevábamos casi dos meses instalados en esa especie de franquicia del infierno en que se convierte Sevilla cuando los 40 grados se instalan para una larga temporada. Pero al final el verano llega aunque no quieras. Por tanto, ya en plena temporada de playas y sol, lo que procede es comentar los temas frívolos y refrescantes. Así que empezamos por una boda sencilla, bella y que me ha hecho feliz. Me estoy refiriendo a la boda sorpresa de Laura Sánchez y David Ascanio. A Laura la conozco de siempre, cuando ya empezaba a despuntar. Siendo casi una niña, se enamoró de otro amigo, Enrique Miranda, que fue míster España y más tarde actor y presentador. Formaban una pareja perfecta. Ella fue reclamada internacionalmente como modelo. Pocas desfilaban como ella. Arrancaba oleadas de aplausos en todas las grandes pasarelas del mundo. Vivió en París y Nueva York, pero como me dijo un día Naty Abascal, le tiraba demasiado su tierra y vivir fuera de ella se le hacía insoportable. En España nunca le faltó trabajo y sin dejar las pasarelas fue creando sus propios salones de moda, incluso ha creado colecciones de baño. Formó pareja con otro hombre 10, el jugador Aitor Ocio, padre de su única hija. Cuando terminó esta relación conoció a David Ascanio, con el que lleva conviviendo años. Ahora han decidido casarse de forma sencilla y familiar. Me alegro mucho. Laura es una mujer andaluza maravillosa. En ¡Hola!, que es donde ocupan portada y reportaje estrella Laura y David, también vienen otras bodas, pero son de esas que tienen que explicarte quiénes son los novios, así que paso a otros asuntos.

Aunque con retraso ya estamos en las clásicas fotos de playas, donde se lucen cuerpos gloriosos y otros que dejan mucho que desear. Entre estos últimos están Lydia Lozano y su marido Charly, que ocupan la portada de Diez Minutos. La pareja se dio el gustazo de pasar unos días en Tenerife. Como hay exclusiva por medio, a la escapada le han sacado rentabilidad. Su aspecto es el normal de una pareja en edad de obtener la tarjeta oro. Ella embutida en bañador enterizo, que tapa ciertos kilos de más, los brazos y los muslos se han redondeado bastante. Él sentado muestra cierta caída en el torso y una barriguita cervecera digna para su edad. Todo estaría bien si Lydia no estuviese al tiempo juzgando los cuerpos y las exclusivas de otros personajes. En todas las revistas vemos el «momento paraguas», que fue el que protagonizó la Reina Letizia en Gerona, ya saben, a la entrada del local donde se celebraba la entrega de los premios Princesa de Gerona, la lluvia arreciaba y la Reina se aferró a un paraguas que su esposo el Rey quiso coger cortésmente y de nuevo le salió el temperamento, dándole un manotazo al monarca. Algunas afirman que fue un acto feminista, ya que consideran que ciertas galanterías son actos machistas. Yo más bien creo que fue un acto femenino de coquetería, estrenaba peinado, pelo recogido con frondosa melena rizada en caída libre que el agua hubiese arruinado. Sabido es que Doña Letizia es una esclava de la imagen.

El amor se acaba, pero el trabajo a veces no. Por eso resultan más impactantes las fotos de Rocío Crusset y Juan Betancourt en bañador –luciendo unos cuerpos que inundan de envidia a muchísimas personas– desfilando en la Barcelona Fashion. Como deben saber, esta joven pareja de modelos estaban de novios, como diría el padre de Rocío, pero como decía una copla, el amor hay que cuidarlo por las esquinas, más si por motivos laborales uno puede estar desfilando en Boston y ella haciendo lo propio en California. Son lo suficientemente jóvenes y bellos como para encontrar nuevas ilusiones y más en verano.