Córdoba
Primarias del PSOE-A: tres perfiles de los que sólo puede quedar uno
Salas hará «tuitcams» en las casas de militantes que lo «alberguen»
Los tres pretendientes del cartel electoral del PSOE-A, Susana Díaz, Luis Planas y José Antonio Rodríguez Salas, tienen hasta el 17 de julio para conseguir 6.860 avales. Sólo si lo logran serán nominados candidatos y recibirán en teoría una copia del censo de los militantes que votarán el 29 de julio y presupuesto. Para alcanzar ese objetivo, cada aspirante está desplegando una estrategia distinta con la que potenciar fortalezas y esconder debilidades.
En el caso de Planas, quien presentó ayer su proyecto en la agrupación de Lucena (Córdoba), él y su equipo trabajan en la recogida de apoyos «de forma artesanal y a ciegas contra un 'aparato' con todos los medios y recursos», explican fuentes del mismo. Conscientes de que «en el partido existe una férrea disciplina que se ejerce habitualmente», de que «es una estructura jerárquica» que en esta contienda juega a favor de la opción de la dirección regional, Díaz, han optado por «llegar directamente al militante». «Vamos comarca a comarca intentando saltarnos los 'aparatos' provinciales y el regional», explican. Ya anticipó su director de campaña, el diputado Alfonso Rodríguez Gómez de Celis que sería «una labor titánica, prácticamente imposible». Aunque, según matiza a LA RAZÓN, «si se consiguen los avales se gana», auguró. Planas «tiene que vencer dos veces», admitió. ¿Sus bazas? Su dilatada experiencia política y el mensaje de desarrollar un proceso limpio y austero –el coste de la puesta de largo de su candidatura fue de 117,37 euros, frente a los 2.900 de Díaz–. ¿Uno de sus hándicaps? La edad. Tiene 61 años, lo que, según algunos, lo invalida para ser el relevo. Si bien, Planas lo tiene claro: «Para gobernar una sociedad contemporánea, compleja y diversa como la nuestra hace falta mucho más conocimiento, experiencia y valores que no emanen de meras circunstancias, como podría ser la juventud, que no suponen ningún mérito personal», deslizó. «Jugar hoy a mantener privilegios en el partido –lanzó– puede suponer que mañana perdamos todo ante la sociedad».
Llegar a las bases es también la apuesta de Rodríguez Salas, aunque su medio de hacerlo difiere del «casa del pueblo a casa del pueblo» de Planas. Su puerta es internet. De hecho, ha anunciado que impugnará las Primarias si no se contabilizan los avales en «pdf» que atesora «por cientos», como se aceptó su candidatura, remitida de manera electrónica desde Santander. Si le dan la razón será la primera vez que ocurre en la historia del PSOE. Contrario a la «democracia censitaria del siglo XIX», afirma creer en «un partido transparente y que se mueva». Por ello arrancará su campaña electoral al filo de las 22:00 de esta noche con una «tuitcam» abierta en la red. A ello unirá que le ha pedido a militantes que lo «alberguen» en sus casas cuando se desplace por el mapa andaluz, desde las que llevará a cabo más «tuitcams» cada noche para resumir la jornada. Lo que «a priori» es su talón de Aquiles puede convertirse en su baza: es un «outsider» del partido. Esto podría acarrearle simpatías de unas bases desencantadas.
Susana Díaz, la contendiente oficialista, quiere protagonizar un «nuevo tiempo». Aspira a convertirse en la primera mujer salida de las faldas del PSOE-A en gobernar la comunidad desde San Telmo. Es una precandidata joven y poderosa, asidua desde hace años de la sala de máquinas del «aparato» que ahora la respalda. Su estilo es oficial. De hecho, sus citas electorales –ayer tuvo tres en Málaga– se asemejan a los «microactos» que salpicaron la campaña de Grinán en las últimas autonómicas. De una sola tacada recibió 1.000 avales de manos del responsable de Juventudes Socialistas de Andalucía, José Carlos Durán. A ellos, los jóvenes, los llamó a la «rebeldía».
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