Junta de Andalucía

PSOE y CS: distanciamiento real e interesado ante las elecciones

La comunicación con Jiménez Barrios ya no es fluida pero no hay trabas para negociar el Presupuesto

Susana Díaz, en el Parlamento
Susana Díaz, en el Parlamentolarazon

Durante tres años, el PSOE y Ciudadanos han mantenido algo más que un simple pacto de investidura que permitió a Susana Díaz repetir como presidenta del Gobierno andaluz en junio de 2015. Los acuerdos entre ambas formaciones han posibilitado una sólida mayoría parlamentaria traducida, entre otras cosas, en la aprobación de los presupuestos anuales de la Junta de Andalucía sin contar para nada con la oposición. Ahora que se aproxima el final de la legislatura, a ambos partidos políticos les interesa distanciarse para reforzar a sus bases de cara a las elecciones autonómicas.

En este proceso se mezclan intereses partidistas y algunos datos objetivos. La relación ya no es tan fluida. Fuentes de Cs aseguran a LA RAZÓN que la comunicación permanente que existía con el vicepresidente del Gobierno andaluz, Manuel Jiménez Barrios, ya no es tal. De hablar casi semanalmente se ha pasado a no tener apenas información de primera mano. Hay asuntos pendientes que abordar antes de que acabe la legislatura que quedarán en el alero y otros que a ambos les interesa cerrar antes de la cita con las urnas. Entre estas últimas cuestiones están las leyes de igualdad, de agricultura y de formación profesional. La renovación de los órganos de extracción parlamentaria o la nueva ley electoral son asuntos que se encuentran enquistados.

Pese a ello, no hay ninguna cuestión insalvable que impida al PSOE y Ciudadanos negociar el presupuesto de 2019 y, por tanto, convocar elecciones cuanto realmente toca: en marzo del año que viene. Durante la sesión de control al Gobierno de ayer, quedó patente que no existe una gran distancia entre Susana Díaz y Juan Marín y que existe sobreactuación en ambas partes.

Durante las preguntas a la presidenta, Marín se quejó del escaso nivel de ejecución presupuestaria por parte de la Junta en este ejercicio. Puso ejemplos de algunos proyectos que tienen consignación en las cuentas pero que no avanzan. Citó casos concretos como las obras del tramo de Santa Justa al Aeropuerto de Sevilla, el túnel de San Silvestre en Huelva, la desaladora del Almanzora o el puerto seco de Antequera (Málaga). «¿Qué les diré a los afectados cuando me reúna con ellos?», vino a decir. Este argumento es el que utilizó el líder de Cs para asegurar que «en septiembre habrá un obstáculo para hablar» del próximo presupuesto de la Junta.

En este tira y afloja, Díaz fue categórica. Si Cs busca una excusa para blindar apoyo a su Gobierno, debe plantear otra ya que «estamos en un nivel de ejecución global 2,7 puntos por encima del pasado año», de forma que, del «34,3 por ciento» en estas fechas de 2017 se ha pasado a «un 37 por ciento» este año.

Los dos partidos han basado su discurso político en la «estabilidad» que han proporcionado a Andalucía en un momento clave para la recuperación económica. Ninguno quiere ser ahora el causante de un adelanto electoral que tendría que anunciarse como muy pronto en el mes de septiembre, ya que el artículo 14.2 de la Ley Electoral de Andalucía apunta que «el Decreto de Convocatoria fijará la fecha de la votación, que no podrá estar comprendida entre los días 1 de julio a 31 de agosto...». Entre el anuncio y el día de las votaciones deben transcurrir 54 días. Hay otra fecha clave: el día 30 de octubre es también el límite marcado para que el Consejo de Gobierno remita la ley de presupuestos del próximo ejercicio al Parlamento de Andalucía.

El posible interés de PSOE y Ciudadanos en adelantar las elecciones solo le falta un argumento convincente. Y la oposición no se lo va a facilitar.

El líder de IU, Antonio Maíllo, le pidió a Díaz «no adelantar las elecciones» y pactar con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez un decálogo de cuestiones en beneficio de Andalucía.

Por su parte, el PP también espera que el partido se rearme a nivel nacional antes de pasar por las urnas. El desgaste de Sánchez con sus posibles concesiones al nacionalismo catalán y vasco junto a un nuevo liderazgo sólido son las bazas con las que cuenta Juanma Moreno para los próximos meses.