Energías alternativas
Salga la luz de la oscura mina cerrada
La gestión del sistema eléctrico obliga siempre a casar la electricidad producida con la demandada en cada momento debido al problema crucial que supone la casi nula capacidad de almacenamiento en baterías. Esto explica que parte muy notable de los esfuerzos de la investigación en este ámbito estén orientados al desarrollo de baterías. El desafío sólo se resolverá cuando o bien se desarrolle un sistema de almacenamiento masivo o, alternativamente, un sistema de almacenamiento distribuido y muy tupido. Esta segunda alternativa cuenta con algún desarrollo en los sistemas que combinan el uso del coche eléctrico tanto como medio de transporte como batería. La idea es sencilla, durante los días laborables la mayor parte de la jornada de trabajo el coche eléctrico está aparcado y se puede usar como batería conectada a la red con la posibilidad de verter la electricidad almacenada. Durante los fines de semana ocurre algo parecido cuando el coche está aparcado mientras la familia invierte parte de su tiempo en un gran centro comercial. Aunque la idea de este sistema de almacenamiento distribuido es sencilla, su limitación viene de la mano de la escasa penetración en el mercado del coche eléctrico.
Un modelo alternativo al del almacenamiento distribuido parece que se va a implantar en la región de Renania del Norte-Westfalia de Alemania. En este caso estaríamos hablando de un sistema de almacenamiento masivo con una capacidad de 200 MW suficiente para suministrar energía eléctrica a unos 400.000 hogares. El sistema combina el uso de dos energías renovables (la eólica y la solar) junto con el novedoso uso de una antigua mina de carbón ahora cerrada, que permitirá el uso de una tercera tecnología renovable: la hidráulica.
El sistema ha sido diseñado por investigadores de la universidad alemana de Duisburg-Essen y, en puridad, no es un sistema de almacenamiento de energía eléctrica pero permite resolver el gran problema de energías renovables como la eólica y la solar. El problema no es otro que su capacidad «intermitente» de generación eléctrica, es decir, sólo pueden producir electricidad cuando sopla el viento o hay sol. Para garantizar el suministro eléctrico esto obliga a tener capacidad de generación «de respaldo» basada en tecnologías convencionales habitualmente plantas térmicas, o bien disponer de recursos hidráulicos con capacidad de embalse suficiente. Por aquí es por donde viene la interesante solución alemana que divulgaba la agencia de noticias Bloomberg.
La antigua mina de carbón de Prosper-Haniel cuenta con 26 kilómetros de galerías. En la superficie se instalará (o utilizará si ya existe pues la información no lo aclara) agua embalsada a una distancia de 1.200 metros de la profundidad máxima de la mina. Cuando el viento deje de soplar o el sol se esconda, los operadores de la nueva planta eléctrica dejan caer el agua poniendo en funcionamiento un sistema de generación hidroeléctrica que permite generar electricidad a partir de unas turbinas movidas por el agua que circula por los 26 kilómetros de galerías.
Aunque la información no lo especifica, no es difícil imaginar que el sistema «se cierra» cuando el agua se bombea de nuevo hacia el embalse de la superficie con la electricidad generada por los aerogeneradores y los paneles fotovoltaicos una vez entren de nuevo en funcionamiento. Para mayor detalle, incluso la puesta en marcha del mecanismo hidroeléctrico que suple la interrupción eólica y solar se hace con una planta de generación eléctrica a partir de biomasa que utilizaría una pequeña cantidad de combustible fósil convencional (gas natural o fuel oil) para su puesta en marcha.
Todas las tecnologías implicadas en esta interesante solución están maduras a nivel de mercado, esto es, están suficientemente probadas y sus costes son competitivos. De hecho, las centrales hidroeléctricas de bombeo cuentan con una larga tradición en sistemas eléctricos como el español en el que el agua que movió las turbinas al caer desde el embalse se vuelve a reembalsar mediante un sistema de bombeo cuando el precio de la electricidad se abarata durante la noche.
España cuenta con todos los recursos necesarios para emular la experiencia alemana. Disponemos de minas cerradas y con extraordinarios técnicos formados en las Escuelas de Minas. España ha sido pionera y sigue siendo líder mundial en el desarrollo de aerogeneradores. Aunque la cadena de producción solar fotovoltaica esté en manos chinas, junto con Alemania, España fue el país que más desarrollo experimentó en el uso de la energía solar (fue la denominada burbuja solar). Por último, las horas de irradiación solar disponibles al año y el viento, nos otorga una localización privilegiada. Lo que queda es, esencialmente, voluntad social y política.
* Profesor titular de Economía y director de la Cátedra de Economía de la Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Sevilla, e investigador asociado Universidad Autónoma de Chile
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