Sevilla

San Miguel

La Razón
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El otoño llena de matices el campo y la ciudad, con un cromatismo y una luz distinta. Es San Miguel. Fecha de arcángeles. En Málaga, se celebraba el «Mater Dei», la procesión magna mariana para conmemorar el Año de la Fe. Y en Sevilla, los toros se volvieron a dar cita, siguiendo una tradición taurina de muchos años. Esta vez, se conmemoraba un siglo de la alternativa del más grande de los toreros, Jose «El Gallo». Dice el espada Morante de La Puebla que «La Real Maestranza es la catedral donde todos los toreros quieren dar misa». Y no le debe faltar razón. La religiosidad y el toreo siempre han estado muy unidos en la cultura andaluza. «Dios y los toros», escribió el jesuita Ramón Cué. Porque Andalucía sonríe y llora de devoción ante sus imágenes religiosas, pero también, con la indescriptible emoción de una colosal faena. La temporada taurina enfila ya su tramo final teniendo como broche de oro la feria de San Lucas, en Jaén. La Fiesta de los toros sigue siendo fiesta mayor en pueblos y capitales de Andalucía. Así lo manifestó el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, en la entrega del Premio Taurino del Ayuntamiento hispalense que, en esta primera edición, fue entregado a la familia del diestro Pepe Luis Vázquez. La tauromaquia forma parte de nuestra cultura pero, también, genera unos importantes beneficios para el turismo y la economía. «La fiesta más culta del mundo», dijo de ella el poeta Federico García Lorca. Mientras en Málaga se rezaba a la Madre de Dios, en Sevilla se toreaba. El triunfador de esta Feria ha sido el arcangélico Miguel Ángel Perera. A una vuelta de llave estuvo de abrir la Puerta del Príncipe, que es el pórtico de la gloria con el que sueñan todos los toreros.