Casas reales
Ser o no ser
Ése es el dilema en la vida del príncipe de Gales, seguir esperando otros 25 años a que la adversa fortuna lo coloque en el trono de la pérfida Albión, con 90 años cumplidos y viudo de su amada Camila, o definitivamente acceder a la presidencia de Porcelanosa, que gustosamente le cedería Manuel Colonque. Este dislate viene a cuento de la cena que el príncipe Carlos ofreció a la firma española y su compañía de fulgurantes estrellas. Lugar, el mismísimo palacio de Saint James. «¡Hola!» trae a portada y a gran reportaje interior el acontecimiento, la novedad es Carmen Martínez Bordiú, en la portada aparecen Isabel y Carmen, con un titular con fuertes ramalazos de la mejor cursilería: «Cumbre de belleza y glamour junto al príncipe Carlos. Dos reinas en palacio». En el interior hay diversos posados, a doble página, gran foto: Tamara Falcó, con vestido floreado y esa cara mística que se le ha puesto en los últimos años.Charisse, la esposa de Julio Iglesias Jr, con un vestido que la convierte en una tentadora sirena. Julio, encantado de conocerse. Ana Boyer, con bello traje que le enmarca el pecho de forma provocativa, enseñando magnífica pierna. Isabel, más Preysler que nunca. Carmen de azul rollizo. Andrés Velencoso, al que se le nota que se está diciendo por dentro, «no se puede ser más guapo, cómo me admiro». Amaia Salamanca, como es joven, guapa y feliz, mira a la cámara con cierto descaro. La familia que se acerca a Porcelanosa permanece unida, incluso acomodada. Isabel después de 30 años de feliz matrimonio con la firma, ha hecho del citado lema bandera, y en este desplazamiento se ha acompañado, de dos hijas , un hijo y una nuera y además ha añadido a la lista dos guapos sobrinos. El titular, todo por la familia.
Siempre por estas perfecciones aletea un feo sapo, por eso después de tanto lujo, glamour y belleza que aparecen en portada y de la página 56 a la 73, se da un salto a la 24. En ella aparece Carmen, en los toros, acompañada de su amigo especial Luis Miguel Rodríguez, y el péndulo te lleva al extremo contrario. Este señor, al que no conozco y que seguramente será magnífico, no es precisamente de los que salen en las listas de los más elegantes, ni de mayor clase. Su aspecto es de «panaero» de Alcalá de los años 60, dicho esto con todo el cariño que le tengo a esa gente.
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