Encuestas.
Sergio Pascual: «Susana Díaz ha sido cómplice de la podredumbre de las instituciones»
Secretario de Organización de Podemos
Sergio Pascual nunca imaginó que a los 38 años sería el secretario de Organización de un partido. Pero lo es, de Podemos. Está «permanentemente a la escucha» en pos de un equilibrio con la fragilidad de un ojo: mantener la estructura asimilable a los «aparatos» tradicionales, pero engarzada a la parte «flexible», la de los círculos, la que los diferencia y que está decidido a mantener para que su formación no se «burocratice». Es extremeño de nacimiento, pero sevillano de Montequinto por la convicción que imprime la crianza. El quinto en la lista de Pablo Iglesias, la primera referencia andaluza en ella.
–¿La responsabilidad pesa?
–Mucho. Andalucía está llamada a tener un papel crucial en el ciclo político que estamos viviendo y en el seno de Podemos. Y lo tendrá mayor en el modo en el que este país plurinacional se reconfigure a partir de que (Mariano) Rajoy convoque las elecciones.
–¿Ese futuro pasará por reconocer a Cataluña como «sujeto político soberano», como ha dicho? ¿Qué significa eso?
–España es una idea lo suficientemente seductora como para que no tenga que darnos miedo el poner encima de la mesa la oportunidad de que todos sigamos encajados en ella en el marco de unas relaciones consensuadas. En ese contexto de una España en la que se escuche a los distintos territorios, será fácil que nos entendamos y queramos seguir en este barco. De hecho, la única vía al independentismo que tiene Cataluña es que siga gobernando el PP, dándole portazos en la cara a la gente que tiene algo que decir y que le gustaría ser escuchada. La apuesta debe ser construir una casa común en la que todos nos sintamos a gusto y queramos estar. Existen los mimbres para conseguirlo, pero abogamos por caminar juntos por voluntad propia, no por imposición legal.
–¿Defiende el derecho a decidir?
–Nos abocamos a un proceso constituyente en el que el soberano es el conjunto de los españoles, pero para determinadas decisiones habrá que preguntar a sujetos políticos como el pueblo catalán o el andaluz. Los estatutos de autonomía ya definen muchas cosas y podrían definir algunas más. De hecho, una de las torpezas del Gobierno central ha sido tratar de torpedear la voluntad política de quienes querían seguir siendo españoles pero pudiendo decir que son catalanes. Ha sido una fábrica de independentistas.
–Igual han influido también años de repetir el discurso nacionalista incluso desde las instituciones...
–Eso es legítimo. Cada cual puede construir relatos utilizando las herramientas que tiene, que pueden ser posiciones gubernamentales, la sociedad civil organizada o medios de comunicación diversos. En un país democrático cada cual puede expresar sus ideas, incluida la de una Cataluña independiente. No me da miedo competir en ideas e insisto: la de una España plural es mucho más seductora que la de una Cataluña independiente.
–Volviendo a la lista de Podemos, al ser de los más votados, podrá elegir la provincia por la que se presenta. Sevilla, ¿no?
–Sí. Es donde crecí y he hecho vida social, civil y profesional.
–Es plaza codiciada y peleará con cabezas de cartel potentes...
–Tenemos las mejores ideas de amplio consenso social y ningún miedo a enfrentar discursos. Y, si cabe, lo hacemos sin las mochilas que tienen algunos.
–¿Qué mochilas?
–Fundamentalmente materiales, de relaciones con terceros que financian sus campañas y otras internas, en el seno de sus propios partidos, que constriñen.
–¿A qué alude con «relaciones con terceros»?
–A las dificultades que ha tenido el PSOE-A, por ejemplo, para decir que no tendrían relaciones con bancos que desahucian a andaluces, como sí han hecho el PSOE aragonés o valenciano llegando a un acuerdo con Podemos. ¿Por qué? Le pesan los 36 años de gobierno en los que han tejido una espesa y tupida red con el capital que les financia y con la que tienen deudas que les impiden ponerse firmes con los bancos, aunque eso perjudique a los ciudadanos.
–¿Esa circunstancia fue la causa por la que Podemos no llegó aquí a un acuerdo de investidura con el PSOE y sí en otras regiones?
–Sin duda. Dos de nuestras condiciones en la negociación para la investidura de Susana Díaz supusieron el obstáculo final: no tener relaciones a futuro con bancos que desahucian y que los directores generales sean elegidos con arreglo al mérito y a la capacidad, y no al carnet que tuvieran en el bolsillo. El PSOE fue muy claro: no iban a aceptar el «chantaje». Son las dos grandes hipotecas que cargan: un «aparato» que han de automantener, en detrimento de los mejores andaluces, y la que arrastran con privilegiados con los que tienen acuerdos desde hace mucho tiempo. Más de 30 años ocupando el Gobierno dan pie a muchas componendas. Lo de abrir puertas y ventanas es una cuestión de sanidad democrática.
–Sin embargo, el PSOE les acusó de exigir en Andalucía lo que no pidieron en otros sitios...
–No es cierto. Hemos planteado lo mismo en Valencia y Aragón y el PSOE lo ha aceptado. Los que tienen un doble rasero son ellos.
–¿Se llevan tan mal Susana Díaz y Teresa Rodríguez como parece?
–Cuando tiendes la mano para que quien había ganado las elecciones incorporara nuevas ideas y conformar una legislatura positiva y la respuesta es un portazo por no aceptar sus condiciones de cambalache, se empieza con mal pie... La falta de química se debe a que el PSOE-A es un PSOE especialmente anquilosado. Va a ser una legislatura en la que será difícil entenderse. No obstante, siempre estaremos abiertos a sentarnos en beneficio de los andaluces, pero no a cambio de impedir comisiones de investigación o cuestiones similares, como empiezan a hacer otros. Nos han votado para ser la lupa del Gobierno andaluz y lo vamos a ser.
–Lo mismo dice Ciudadanos...
–Sí, pero su comportamiento no lo prueba. Planteamos una ley de transparencia para que todos los andaluces pudiesen conocer las cuentas de la Junta, si se gasta más en coches oficiales o en sanidad, y C’s, PP y PSOE dijeron que había que ponerla en el congelador.
–¿Insistirán?
–Por supuesto. Ya la hemos presentado en comunidades como Valencia, Aragón o Extremadura.
–¿Qué piensa de Sánchez Gordillo y Cañamero? ¿Los ve como diputados de Podemos?
–Están en los puestos 70 y 73 y no sé qué capacidad tendrán para elegir provincia, porque tienen preferencia quienes están por delante. Sería muy aventurado decir si van a estar en algún tipo de posición de salida al Congreso...
–Pero, ¿qué opina de ellos? ¿Cree, como algunos, que representan la izquierda más rancia y radical?
–Yo conozco a los 12 andaluces que conformábamos el equipo que ha resultado claramente ganador en las primarias y que esperamos formar parte del Grupo Parlamentario de Podemos. Si Sánchez Gordillo, Cañamero o cualquier otro miembro de la CUT o del SAT llega a tener algún puesto en la Cámara, será esa voz minoritaria que nos enriquece desde que nacimos y a la que escucharemos desde la dirección del partido y desde ese grupo de podemitas andaluces. La crisis social y política provocada por el bipartidismo ha hecho que mucha gente hayamos dado un paso al frente viniendo de sitios muy diferentes para decir que lo que nos hace falta es casi un proceso de reconstrucción nacional.
–En ese sentido, ¿quedan descartadas confluencias con plataformas ciudadanas como Ahora en Común para las generales?
–Sí, se ha avalado en una consulta la estrategia de la dirección política del partido que las imposibilita. El modelo es poder llegar a acuerdos puntuales en determinados territorios donde ya hay sujetos políticos armados y constituidos. Hay quien ha intentado crear la unidad popular dándole a un botón.
–¿Se refiere a IU?
–Ha sido uno de los artífices de Ahora en Común y su candidato a la Presidencia del Gobierno –Alberto Garzón– se quiere presentar a las primarias que pudieran tener. La unidad popular no se decreta, se construye, como se hizo en el plano municipalista.
–En Andalucía parece que existe cierta tensión entre esa federación y Podemos...
–IULV-CA está muy de acuerdo con la estrategia estatal de montar Ahora en Común, lo que dificulta en parte las relaciones. Pero es que además, vienen de un largo periodo de trabajo de la mano del PSOE, al que sirvió de muleta durante una legislatura en la que se aplicaron enormes recortes. Aparecer ahora como el adalid de la crítica o de la alternativa o pretender llegar a un acuerdo con nosotros para reconstruir algo que no existió, no es la vía. Los barcos que navegan bien no se construyen con restos de naufragios, sino con árboles nuevos.
–¿Qué opina del líder del PP-A, Juanma Moreno?
–Es parte de una larga trayectoria de desdén que tiene el PP hacia Andalucía. Hace mucho que decidió que no iba a disputar esta comunidad. Aquí se ha quedado sin trabajo porque la tarea de derecha aplicadora del «austericidio» la ha hecho el PSOE. Sin identidad, se ha vaciado y está siendo relegado. La mayor parte de los andaluces ya reconocen a Podemos como la oposición.
–¿Para qué han servido los 15 diputados de Podemos?
–Para empezar, para evidenciar que hay un frente, C’s/PP/PSOE, que no quiere que se publiquen las cuentas. Después para poner el foco sobre los privilegios de los diputados, al poner el excedente de nuestros salarios al servicio de la gente que más lo necesita. O para iniciar la reconstrucción de la división de poderes en Andalucía, donde parecía que el Parlamento no podía funcionar, excepto para cobrar, si no había Gobierno. Los señores de C’s van a tener que sudar tinta porque sostienen al Ejecutivo socialista más corrupto del país.
–¿Temen que haya más casos de corrupción?
–Sí. El hilo de Ariadna del que se va tirando en casos como los ERE o los cursos de formación no ha acabado. 36 años de gobierno prácticamente en solitario, o con una muleta muy dócil, han permitido ocultar muchas cosas. Pero con nuestra llegada al Parlamento podremos levantar baldosas y abrir armarios. Los andaluces tienen derecho a saber en qué se gasta su dinero. El bipartidismo ha hecho que dejemos de confiar en las instituciones porque las han podrido y eso es terrible. Es muy complicado superar una crisis económica sin confianza. Somos un pueblo capaz de salir adelante, pero necesitamos instituciones que estén a la altura.
–Lo mismo defiende Díaz...
–Pero ha sido cómplice de esa podredumbre de las instituciones y de la desconfianza. Quien ha contribuido al descrédito difícilmente será quien reconstruya la confianza. Cuando un papel se arruga, uno puede plancharlo y estirarlo pero las marcas no se quitan. Es lo que les pasa a estos partidos: han traicionado tantas veces su palabra, que no hay quien los crea.
–A la luz de las últimas encuestas, ¿Podemos se desinfla?
–Los mejores sondeos son las urnas y tras las municipales gobernamos las principales capitales. Despertamos menos interés al estar centrados en las primarias, pero lo recuperaremos.
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