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«Soy suficientemente cinéfilo para saber que no he hecho ninguna maravilla»

El oscarizado realizador publica un libro con las siete películas que considera imprescindibles

José Luis Garci
José Luis Garcilarazon

El oscarizado realizador publica un libro con las siete películas que considera imprescindibles

El cine con patas en nuestro país es José Luis Garci (Madrid, 1944) porque ha estado y está en todas las posiciones posibles de este invento que revolucionó el siglo XX. Espectador deslumbrado en su infancia de postguerra, crítico joven siguiendo los dictados de «Cahiers du Cinema», director de la primera película en habla española que gana un Óscar, presentador de programas de televisión dedicados al cine, productor; sólo le falta, no lo sabemos pero a lo mejor sí, haber estado una temporada con la linterna en mano como acomodador. En cualquier caso, ese oficio de ayudar a ponerse cómodo ante la gran pantalla lo ha llevado a cabo de una manera u otra porque cuando se le escucha siempre se aprende y se tienen más argumentos como espectador. Con la editorial Notorious acaba de publicar el libro «Las 7 maravillas del cine» con el que hace un repaso por las películas que más le han marcado a lo largo de su vida.

–¿Por qué sólo siete?

–Joder, porque siempre se ha hablado de las Siete Maravillas del Mundo, de los Siete Sabios de Grecia, los Siete Magníficos y los Siete Samuráis. Hombre, el siete es un número cabalístico y además es un homenaje a estas maravillas del mundo, pero por mí hubiera puesto 70 o 700 porque ha habido tantas buenas, pero había que elegir. El cine es el arte que más obras maestras ha dado en el siglo XX.

–¿Qué debe tener una película para estar en esta lista?

–Emoción, con eso es más que suficiente porque pienso que el arte es eso.

–Emoción e ilusión en el espectador. ¿Mantiene aún aquella mirada de cuando era un niño que descubría el cine?

–Bueno, el libro está escrito un poco torrencialmente, a la pata la llana, como escribía José Gutiérrez Solana, es decir, sin plan; pero con esa vieja pasión cinéfila que teníamos entonces.

–Todo el mundo coincide en «Casablanca», ¿cuál es la clave del éxito de la película después de tantos años?

–Porque es una película emocionante, es una historia de amor con un final agridulce que se filma durante la Segunda Guerra Mundial, Rick Blaine es un neoyorkino, el primer norteamericano extranjero que vemos en el cine, es un melodrama con una gran fuerza, una música extraordinaria. Es como lo de «Las Meninas», que después de tantos siglos le sigue gustando a tantas generaciones o cualquier otra obra de los grandes pintores. Tiene vocación de eternidad, es como un nuevo «Romeo y Julieta» pero hecho para el cine.

–¿Quién ha ganado en la selección, el Garci espectador o el director de cine?

–No sé qué me gusta más: si ir, hacer o escribir sobre cine. Forma parte de un todo, pero creo que predomina más el aficionado al cine que el profesional. Yo he hecho 19 películas, una serie de televisión y una docena de cortometrajes, pero eso no es nada con las más de 5.000 películas de cine que he podido ver.

–Mi madre dice que como las películas de antes no hay ninguna. ¿Eso es verdad o sólo un exceso de nostalgia?

–Yo creo que tu madre tiene parte de razón, porque el cine clásico es muy difícil que se vuelva a repetir. Es muy complicado que vuelvan a coincidir genios como John Ford, Alfred Hitchcock, Billy Wilder o Fritz Lang, y que vuelvan a hacer cine al mismo tiempo. Fue una explosión como la que se produjo en el Siglo de Oro en España con Cervantes o Quevedo. Esas películas tenían unos grandes guionistas, unas verdaderas estrellas, fotógrafos, productores de verdad y que calaban muy bien en aquellos espectadores que son los mismos que ahora ven las series.

–¿Echa de menos estar detrás de la cámara?

–No, porque sigo viendo películas y me da igual escribir que hacerlas. Las he hecho y he tenido la suerte de hacer las que quería, algunas han tenido éxito, me dieron el Óscar a la primera película en nuestro idioma, he estado cuatro veces nominado, me han dado premios. Sería absurdo, porque he tenido mucha suerte y eso te hace estar satisfecho o contento. No sé, a lo mejor hago el vídeo de la boda de un amigo o un documental sobre algo que me guste. También es verdad que tampoco me ha llamado nadie para hacer ningún proyecto.

–¿Con qué maravilla de Garci se quedaría?

–Con ninguna, a estas alturas de la vida la verdad es que es un pecado. No he hecho ninguna maravilla, pero el cine español tampoco es que haya hecho muchas. Pero vamos, una película como «Plácido», de Berlanga, o «El espíritu de la colmena», de Víctor Erice es muy difícil de hacer. He podido hacer películas que están bien, pero soy lo suficiente cinéfilo para saber que no he hecho ninguna maravilla.

–Como crítico copiaba lo que ponían en «Cahiers du Cinema», ¿como director cuánto le ha copiado a los grandes?

–Copiábamos todos, pero estaba bien porque lo que ponían era estupendo. Luego, cuando te vas haciendo un poquito mayor vas cogiendo voz propia, una personalidad. Como director no he podido hacerlo porque es imposible copiar a Ford o a Hitchcock aunque quieras. No se puede copiar a Vermeer o a Picasso, es imposible.

–Usted se llevó diez años trabajando en un banco. ¿Lo de Grecia es de película, no?

–No sé, habría que diferenciar entre el dracma y el drama. Lo único que sucede es que los expertos sólo dicen que mañana tomamos una decisión pero nunca se toma, no se entiende cómo pueden tardar tanto.