Elecciones andaluzas
Susana Díaz trata de restañar su imagen con una crisis de gobierno
La presidenta de la Junta traza una nueva ruta en Andalucía tras el fracaso en las primarias
La presidenta de la Junta traza una nueva ruta en Andalucía tras el fracaso en las primarias
La presidenta de la Junta de Andalucía ha optado por remodelar su Ejecutivo. La medida llevaba planeando en los mentideros desde que Susana Díaz perdió en las primarias socialistas frente a Pedro Sánchez. Su imagen ha quedado muy deteriorada y ha provocado un efecto contagio en su gabinete. Los cambios se ofrecen ahora como un cortafuegos para que la crisis no siga avanzando, y a la vez como un golpe de efecto para pasar página y abrir una nueva etapa en la que Susana Díaz ha llamado a los suyos a «currar» (sic) y a centrarse con todos sus esfuerzos en la comunidad, con la vista puesta en las elecciones autonómicas de 2019. La crisis de gobierno será inminente, aunque al cierre de esta edición la Junta aún no había confirmado oficialmente los nombres. Los consejeros de Educación, Adelaida de la Calle; de Justicia, Emilio de Llera; de Sanidad, Aquilino Alonso; y de Empleo, José Sánchez Maldonado, son los que están más cerca de la puerta de salida. Todo apunta a que la remodelación será profunda.
Desde el asalto frustrado al puente de mando del PSOE nacional, Susana Díaz no ha dejado de dar pasos para sacudirse la imagen de Andalucía como segundo plato. Primero se reunió en el Palacio de San Telmo con el líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, para apuntalar el pacto de investidura con sus socios. Y posteriormente ha lanzado medidas mediáticas como las matrículas universitarias gratis para los estudiantes que aprueben todas las asignaturas a la primera, independientemente del nivel de renta. Algunos movimientos han sido en falso, como el intento de «fichar» al ex coordinador regional de IULV-CA Diego Valderas para el comisionado de la Ley de Memoria Histórica, pero lo cierto es que la máxima mandataria andaluza ha conseguido retomar la iniciativa política. Con todo, y a pesar de que incrementó las promesas, no salió bien del debate parlamentario del miércoles. La oposición siguió presionando con una crisis de gobierno que empezó a cobrar visos de verosimilitud ayer a primera hora de la tarde, cuando Susana Díaz se reunió con los ocho secretarios provinciales del Partido Socialista. Un paso protocolario antes de perfilar los cambios en el Ejecutivo. Hay prisas por dar un giro a la imagen de la Junta. Y por ello esta vez no se ha respetado la máxima de que la crisis de gobierno sea posterior al cónclave regional. Así ocurrió, por ejemplo, en marzo de 2010, cuando el ex presidente José Antonio Griñán convocó un congreso extraordinario para romper la bicefalia con Manuel Chaves, que ostentaba en ese momento la Secretaría General del PSOE-A. Primero fue el congreso y, seguidamente, la reestructuración en la Junta. Esta vez ha sido al revés.
El portavoz parlamentario de Ciudadanos, Juan Marín, ya apuntó ayer por la mañana en los pasillos del Parlamento andaluz que era posible que se produjera la crisis de gobierno. Y señaló a las consejerías de Educación, Salud, Empleo y Justicia, áreas que, según esgrimió, «necesitan mejorar». Todas ellas están desempeñadas por cargos con un perfil más técnico que político. Y precisamente uno de los objetivos que se busca con la remodelación es el de configurar un ejecutivo con un corte más político, que cuide mejor la comunicación de los mensajes. En ese terreno, el consejero de Justicia, Emilio de Llera, o la titular de Educación, Adelaida de la Calle, han cometido errores imperdonables. El reciente capítulo de De Llera con las termitas de un juzgado ha sido sonado. «Un periodista –dijo en una intervención parlamentaria– es un océano de ciencia con un milímetro de profundidad». Antes, llegó a comparar a jueces y fiscales con Hitler. De la Calle no se queda atrás. También en la última semana, cuando más presión se cernía sobre Susana Díaz, respondió a los padres y madres que pedían aire acondicionado en las aulas que éste es «perjudicial» para la salud.
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