Andalucía
Elevan a abuso sexual la acusación al empresario que simuló besar a Teresa Rodríguez
La líder de Podemos declara en el juicio que se sintió «humillada» como «un objeto»
La líder de Podemos declara en el juicio que se sintió «humillada» como «un objeto»
Tras visionar el vídeo en el que el empresario Manuel Muñoz se «abalanza» sobre la líder de Podemos Teresa Rodríguez y le pone su mano sobre la boca para simular besarla, durante un acto en la Cámara de Comercio el 20 de diciembre de 2016, el tribunal que juzgó ayer el caso planteó a las partes la posibilidad de modificar la calificación de los hechos como abuso sexual, castigado con hasta tres años de cárcel en su tipo básico, en vez de como un delito contra la integridad moral. Muñoz se sentó ayer en el banquillo para enfrentarse a la petición de la fiscal y la acusación particular que ejerce la diputada de Adelante Andalucía de 9 meses de cárcel por atentado a la autoridad y un año por un delito contra la integridad moral. El Ministerio Público mantuvo su acusación al no ver en la actuación del acusado el «ánimo libidinoso» y «dolo» exigido en los abusos sexuales, aunque sí una conducta «totalmente machista y sexista» con ánimo de «vejarla humillarla». Pero ante la tesis abierta por el presidente del tribunal, José Manuel de Paúl, y tras consultarlo con Rodríguez, su abogado Luis de los Santos modificó sus conclusiones y acusó al empresario «de forma alternativa» de atentado a la autoridad y abuso sexual. Por el segundo delito pidió la pena mínima de un año, con lo que la condena total pasaría de 1,9 meses a dos años.
El juicio celebrado ayer contó con la declaración del acusado, la denunciante y tres testigos de lo ocurrido. Pero lo que motivó la decisión del tribunal fue el visionado de la grabación de los hechos por el sistema de videovigilancia de la Cámara de Comercio. En el vídeo se aprecia que Rodríguez sale del despacho del presidente de la institución, invitada por éste a subir tras asistir en la sede a una exposición como portavoz parlamentaria de su grupo. En ese momento el acusado llega al pasillo desde otra sala donde se celebraba una copa de Navidad, deja su bebida en una mes, se acerca a la diputada haciéndola retroceder contra la pared y acerca su mano a la boca de ella, besando su propia mano. Por el ángulo de la cámara, no se aprecia claramente si la rodea con la otra mano, un detalle que centró gran parte de los interrogatorios.
En su declaración, el acusado negó cualquier contacto físico con Rodríguez. «No la empujé ni la agredí», «ni me apoyé, ni la rocé ni la toqué» aseguró, tras señalar que puso su mano en la boca de la diputada «a una distancia». Insistió en sus «reiteradas disculpas públicas» tras los hechos -por los que dimitió como vocal de la Cámara de Comercio- pero se mostró «sorprendido» por la repercusión de lo que insistió en calificar como «una broma» que aseguró haber hecho «muchas veces a muchas personas». En su última palabra volvió a pedir perdón.
Rodríguez ofreció una versión muy distinta y dejó claro que «quizás él pensó que era una broma pero a mí me pareció una agresión en toda regla, una humillación, me sentí un objeto». Relató que a petición de la jefa de protocolo de la Cámara de Comercio, subió a saludar al presidente y al salir de su despacho el acusado la «arrinconó» y le puso «una mano en la boca y otra en la espalda o la cabeza», cuando simuló besarla. Además del presidente y el acusado había un tercer empresario. Según Rodríguez, salvo la jefa de protocolo que se quedó «anonadada» y preguntó si se conocían, a lo que él dijo que de la tele y le tendió su tarjeta mientras ella contestó que no-, en el resto percibió que «les parecía algo normal». Por ello, se sintió «humillada», «avergonzada» e incluso «miedo porque estaba sola en un rincón entre tres señores que no conocía y que acaban de ver cómo me agreden y que lo consienten y ríen». También «frustrada por no haber sido capaz de reaccionar, porque yo no me podía comportar normalmente porque estaba ostentando un cargo público».
La secuencia de los hechos fue corroborada en su testimonio por la jefa de protocolo, el presidente de la Cámara, Francisco Herrero, y el vocal de la misma Francisco Pérez Morón, aunque todos coincidieron en que no vieron que el acusado empujara ni tocara a Rodríguez. Tampoco apreciaron embriaguez aunque sí relataron que estaba pasando un mal momento porque le acaban de diagnosticar un cáncer y estaba medicado, lo que pudo afectarle, como sostiene la defensa para que se le aplique como atenuante en caso de condena.
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