Medio Ambiente
Un frente «tóxico» acosa al río Tinto
Greenpeace y la Mesa de la Ría «corroboran» con nuevas imágenes, esta vez aéreas, los vertidos desde las balsas de fosfoyesos y exigen a la Fiscalía que actúe
Greenpeace y la Mesa de la Ría «corroboran» con nuevas imágenes, esta vez aéreas, los vertidos desde las balsas de fosfoyesos y exigen a la Fiscalía que actúe
Las organizaciones Greenpeace y Asociación Mesa de la Ría de Huelva se han empeñado en que una cuestión no se escape de la memoria colectiva. Han añadido nuevas galerías a la polifonía de imágenes con las que denunciaron hace unos días vertidos desde las balsas de fosfoyesos de Huelva, esta vez tomadas con un dron el pasado jueves 15, que confirman que, tras el paso de los temporales «Enma» y «Félix», la huella «tóxica» se extiende ya «a toda la orilla del río Tinto».
En alguno de los vídeos difundidos ayer por Greenpeace se pueden ver «las zanjas que conectan las balsas, situadas a escasos 500 metros de algunos barrios de la ciudad, con el río, y que provocan un frente de contaminación de casi 3,5 kilómetros», explican desde la multinacional «verde». Lo sucedido pone en evidencia para ambas entidades que existen «graves fallos en la seguridad y el control de las balsas», en las que se encuentran apilados los fosfoyesos, que son residuos de la actividad de la empresa química Fertiberia. A ésta responsabilizan tanto Mesa de la Ría como Greenpeace de «incumplir» de forma reiterada «sus obligaciones» y de seguir permitiendo que «sus residuos afecten al medio ambiente» y que esto tenga ecos en «la salud de la ciudadanía» y en los «ecosistemas de la zona».
«Hemos vuelto a corroborar que existen filtraciones», ratifica Aurelio González, el presidente de la asociación Mesa de la Ría, para añadir: «Esto respalda, además, los estudios científicos publicados por el departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva». González traslada a LA RAZÓN que su organización no entiende «cómo la Fiscalía de Medio Ambiente una vez más no actúa». «Cuando se denuncia lo que podría ser sin duda un atentado contra la naturaleza, lo que normal es que lo haga de oficio, pero en este caso ni se analiza ni se hace nada», lamenta. Reclama acción antes de que llegue un «de ésta ya no se vuelve».
En la misma línea, el responsable de campaña de Greenpeace, Julio Barea, también se pregunta a qué se debe la inacción del Ministerio Público, «ante la evidente contaminación producida por Fertiberia» y por qué «no abre de oficio una investigación sobre este problema sanitario y ambiental».
Las balsas de fosfoyesos contienen más de 120 millones de toneladas de residuos industriales que estas dos entidades consideran «tóxicos, peligrosos y radiactivos, como dictaminó la Unión Europea en 2010». Ahora temen que futuras tormentas, la subida del nivel del mar y el incumplimiento de la Ley de Costas puedan provocar derramas «graves» en el Tinto y en el mar, lo que «afectaría directamente a las costas del Parque Nacional de Doñana», advierten.
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