Sevilla
Unicornio postrado ante doncella
El unicornio es un animal fantástico históricamente representado como un equino blanco con patas traseras de antílope, barba de chivo y un largo cuerno en la frente, símbolo de un poder descomunal. Sobre ellos existen cientos de mitos relacionados con su fiereza y omnipotencia. En la enciclopedia de Isidoro de Sevilla, redactada en el siglo VII, se decía que la cornada de un unicornio bastaba para matar a un elefante. Preciado por cazadores furtivos de la historia, estos caballos con cornamenta han inspirado el deseo de todo ser supersticioso. Tal no es la condición de Susana Díaz, pero de un modo semejante podría definirse la mutua atracción que la presidenta de la Junta y el presidente electo de la Confederación de Empresarios de Andalucía ofrecieron en la toma de posesión del segundo. El diálogo y la paz sociales son bienes tan preciados como pudo ser en su momento arrebatarle el cuerno del poder a los fabulosos unicornios, cuya representación por margen de maniobra e influencia social bien podría recaer hoy día en la figura de Javier González de Lara, representante electo en un segundo mandato seguido de la patronal andaluza. La sede sevillana de los empresarios se convirtió ayer en un foro de decisión. O, al menos, de propuestas de decisión. Delante de políticos, administradores y sindicatos, la contraparte de la patronal cuando llega el turno del diálogo social, González de Lara habló de lealtad institucional, apostó por la unidad de España y cargó contra las diatribas de los levantiscos catalanes. Y, frente a Susana Díaz, se postró manso. La actual financiación es injusta, dijo. Decía Leonardo da Vinci que el unicornio pierde fiereza en el regazo de una doncella, siendo así presa fácil. Quizá por eso nadie habló de la subida de los salarios de los trabajadores.
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