Cádiz

Yankee please stay

El exiguo currículo de la candidata a la presidencia de la Junta de Adelante Andalucía, más bien la hagiografía que los partidos elaboran sobre sus líderes, omite sus años de travesuras universitarias para tapar un enojoso acto vandálico en el rectorado de la Hispalense, la Fábrica de Tabacos donde reinaba la Carmen de Prosper Merimée. Sin embargo, la sitúa desde su más tierna infancia (nació en 1981 y ese rollo ya estaba pasado de moda a mediados de los noventa) en las manifestaciones contra la base naval hispano-estadounidense de su Rota natal, un temprano activismo antimilitarista que ha moderado con la madurez hasta convertirse en la pareja del alcalde de Cádiz, entusiasta defensor de la venta de armamento pesado a la teocracia saudita. Las responsabilidades de gobierno espantan los pajaritos que anidan en las cabezas juveniles y ayer tuvimos otra prueba de la evolución de Rodríguez, la antigua debeladora del 'susanismo' que se convertirá el 3 de diciembre en su muleta parlamentaria. A primera hora de la mañana, un bombardero de la US Air Force que acababa de despegar de Morón dejó caer accidentalmente parte de su fuselaje sobre un olivar de la vecina Arahal sin que, por fortuna, se produjeran daños personales. Lo que en otra época hubiese sido una romería zurda (sus pancartitas de «OTAN no», el pelmazo de Carlos Puebla cantando «Yankee go home» y en ese plan) se convirtió en un atronador silencio, una callada consciente de cuál es el principal medio de vida de una comarca, la Campiña sevillana, donde paga más jornales el Department of Defense que la recogida de la aceituna. Ya está ensayando para cuando le toque ponderar el impagable servicio a la comunidad que realiza en el ejército de colocados en la administración paralela, incluidos los de la cuota que le asignen.