Salud
Alertan de los riesgos graves que se corren al saltar en ríos y piscinas
Adolescentes varones de entre 15 y 25 años, perfil mayoritario de lesionados medulares por esta causa.
«Estábamos en un río y un amigo mío decidió lanzarse al agua de «bomba». Yo fui detrás de él pero decidí tirarme de cabeza sin saber la profundidad que había. Choque con una roca, el cuello se me giró y se me rompieron las vértebras, lo que me provocó una lesión medular cervical». Es el testimonio de Quique, un joven al que una zambullida imprudente y mal calculada le ha dejado en silla de ruedas para siempre. Fue a la playa de La Concha, en San Sebastián, a pasar el día y me tiré de cabeza al mar. Me quedé inconsciente según me han contado porque no me acuerdo de nada, y todo porque calculé mal la profundidad», explica Rafa, quien reconoce que nadar, tirarse de cabeza, montar en moto o hacer parapente «es muy chulo», pero quien llama a usar la cabeza «porque no por disfrutar de estas cosas uno tiene que quedarse en silla de ruedas».
Son dos relatos de tantos otros que, por desgracia, se siguen produciendo todos los años en España, en general, y en Castilla y León, en particular, coincidiendo con la llegada del verano y el buen tiempo. Un momento en el que se empiezan a abrir las piscinas por todas partes y en el que la gente acude masivamente a las zonas recreativas de agua como ríos, pantanos, embalses, playas e incluso parques temáticos a disfrutar del día.
«Tírate con cabeza»
Por este motivo, de la mano de Aspaym, Cruz Roja y del Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) se ha puesto en marcha una campaña recientemente, con el nombre de «Tírate con cabeza», que tiene como objetivo concienciar y sensibilizar a la población con mensajes en redes sociales, medios de comunicación y pegada de carteles en estas áreas recreativas con el agua como protagonista, en los que advierten de los graves riesgos que pueden acarrear las zambullida.
Pero también se dan una serie de consejos sobre cómo actuar tanto en caso de que se produzca un accidente como para prevenir. Entre ellos, procurar no tirarse de cabeza en piscinas cuya profundidad sea menor a 1,80 metros, no lanzarse en aguas en las que no se vea el fondo, tener en cuenta que los niveles y el caudal de los ríos, playas o pantanos puede variar en cada momento, evitar las ahogadillas y, en el caso de lanzarte de cabeza, hacerlo con las manos por delante y la cabeza situada entre los brazos.
Raquel Pajares, directora de Comunicación de Aspaym en Castilla y León advierte a LA RAZÓN que el 6 por ciento de los lesionados medulares que se registran cada año tienen que ver con estas zambullidas.
Patrón que se repite
«El patrón siempre suele ser el mismo, un día de campo o de piscina, con amigos o familiares. Te lanzas al agua sin haber calculado antes la profundidad y chocas con la cabeza contra unas rocas», señala Raquel Pajares, mientras llama explica que el impacto suele producir una grave lesión medular, como una tetraplejía, hemiplejía o daño cerebral, e incluso una parálisis inmediata e inconsciencia que te puede provocar la muerte por ahogamiento.
La directora de Comunicación de Aspaym llama también la atención del perfil mayoritario de las personas a las que les suele ocurrir estos accidentes: adolescentes varones de entre 15 y 25 años. «Tenemos que concienciar del peligro real que existe en las zambullidas», apunta Pajares, quien anima a disfrutar de las piscinas y los entornos naturales pero con seguridad y respeto a los riesgos. «Prevenir es vivir», finaliza.
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