Antonio Silván representa a los leoneses en el Encuentro del Domingo de Resurrección

Miles de personas, encabezadas por el alcalde, Antonio Silván, siguieron ayer en la Plaza de Regla de León el último de los actos procesionales de la Semana Santa, el Encuentro entre el Cristo resucitado y La Virgen María frente a la Catedral de León.

La lluvia respetó esta procesión que puso el broche final a los actos de la Semana Santa con una procesión en la que La Virgen cambió el manto negro que porta en señal de luto por la muerte de su hijo por uno blanco que manifiesta la alegría desbordante de su resurrección.

La cofradía de Jesús Divino Obrero organizó este último desfile procesional, que partió puntual de la Iglesia de Jesús Divino Obrero a las nueve menos cuarto de la mañana en dirección a la Catedral de León, donde se realizó «El Encuentro», aunque el paso de La Resurrección y el de las Tres Marías, que escenifican ese acto, discurrieron por caminos diferentes.

En torno a las diez de la mañana, ambas tallas hicieron entrada en la plaza de la catedral, momento en el que se dio lectura al pregón mientras un hermano de la cofradía retiró a La Virgen el manto negro, su diadema para cambiársela por una corona de Gloria, y el pañuelo para sustituirlo por un cetro que simboliza su coronación como Reina de los Cielos.

El pregón concluyó con la expresión «Cristo ha resucitado, ¡Felices Pascuas!», momento en el que se realizó una suelta de palomas y en el que la banda comenzó a interpretar el Himno de la Alegría.

En ese momento, los cofrades de la hermandad se retiraron sus capillos y dejaron sus rostros al descubierto de todos los visitantes para poner fin a diez días de Semana Santa en León.