Literatura
Amor y aprendizaje entre fogones
La escritora Stephanie Danler debuta en la narrativa de ficción con «Dulceagrio»
La escritora Stephanie Danler debuta en la narrativa de ficción con «Dulceagrio».
A los 15 años, Stephanie Danler empezó a trabajar en un restaurante descubriendo un mundo que le cambió la vida. Ese universo es el que aparece en las páginas de «Dulceagrio», la novela que ha supuesto su estreno en la república de las letras y que acaba de publicar Malpaso. La autora, que presentó ayer su obra en Barcelona, explicó que pese a andar entre fogones durante 16 años, «siempre he querido ser escritora, pero este impulso no era para mostrar la industria de la restauración por dentro. Quería hacer una novela sobre la formación desde una voz de 22 años, alguien que se encuentra en una situación de absoluta libertad».
Historia de Tess
El libro es la historia de Tess, una joven que llega a Nueva York en 2006, un mundo en el que está sola y en el que no conoce a nadie. Su único anhelo es poder sobrevivir en la ciudad, algo que parece aportarle el comenzar a trabajar en un restaurante en Manhattan. Ese empleo comienza a ser el motor que cambia las cosas, mostrándose atraída por universos para ella desconocidos hasta ese momento. Todo ello se va entrelazando en la historia con su interés por lo que pasa entre fogones, con el amor, con los vinos, el paté y ciertos clientes.
Danler siempre ha sentido una especial fascinación por el mundo de la gastronomía. «Los restaurantes han sido toda mi vida y he querido juntar ese mundo con el de la literatura», aclaró. En este sentido, reconoció que «no sabía como juntar estos dos universos, la restauración y la historia de una mujer joven, hasta que se me ocurrió la primera parte de la novela, que tiene que ver con el paladar, y a partir de ese momento me autodegradé y sólo hice de camarera en un restaurante y volví a la universidad para cursar un máster de escritura».
«Dulceagrio» despertó mucho interés entre las editoriales estadounidenses una vez que la agente literaria de Stephanie Danler lo puso en funcionamiento. La autora asistió a numerosas reuniones con editores, optando finalmente por uno que también era cliente del restaurante en el que trabajaba. «La parte más dura de publicar un libro, algo que ya considero como todo un privilegio, es encontrar un editor que respete tu visión, tu voz y el tono que has empleado. Con mi novela debo decir que la editorial que lo publicó en Estados Unidos lo ha respetado todo, mientras que otras con las que me había reunido me sugerían cambios tanto en la voz como en el final».
Cuando se le pregunta a la escritora sobre sus referentes le gusta citar a nombres de la talla de Renata Adler, Susan Sontag y Joan Didion de la que destaca su novela «Noches azules», «que ha sido una gran influencia por la estructura y por escribir sobre mujeres que no gustan porque no están casadas, viven solas y toman malas decisiones. Estaba cansada de esos argumentos con mujeres sujetas a cuentos de hadas, una necesidad que parece que esté al final de cualquier relato y eso es algo que se me respetó en la editorial, mientras que otras buscaban que lo modificara».
Danler reconoció que el mundo de la restauración es de hombres. «Son ellos los que dominan esta industria, además de la de los vinos. De ahí que sea divertido que mi protagonista sea una experta en vinos, algo que puede ser raro en una mujer por no ser habitual», aclaró.
Los tópicos también persiguen las novelas que tienen a los restaurantes como uno de sus principales decorados, por no decir el único. A este respecto puntualizó que «normalmente, la narrativa de los restaurantes está contada por los chefs, hay demasiados tatuajes, cuchillos y el ambiente es muy agresivo».
En contraste con este tono, en ocasiones más propio de uno de un «reality» televisivo basado en un restaurante, ella ha optado en «Dulceagrio» por un tono «sensual y suave en el sentido de los detalles, la compasión, y aunque siguen saliendo tatuajes, sexo y cuchillos, detrás de la historia del libro hay el anhelo de tener una familia», algo que busca la Tess que ha creado para su libro.
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