Exposición
Cae una banda dedicada a falsificar obras de grandes autores
Ramon Casas, Joan Miró, Pablo Picasso o Joaquín Sorolla fueron algunos de los autores copiados por los delincuentes
Ramon Casas, Joan Miró, Pablo Picasso o Joaquín Sorolla fueron algunos de los autores copiados por los delincuentes.
Nadie ofrece duros a cuatro pesetas. Por eso es extraño que una obra de Ramon Casas, de su época en la revista «Pèl & Ploma», se ofrezca en el mercado por 7.200 euros cuando lo normal es, sobre todo cuando se ha conmemorado su 150 aniversario, esa pieza esté valorada en más de 12.000 euros. En octubre de 2016, un empresario barcelonés denunció ante los Mossos d’Esquadra que había adquirido un dibujo de Casas de ese periodo por únicamente 7.200 euros, resultando la obra una falsificación. Los mismos vendedores le habían propuesto la compra de otras obras de arte. presumiblemente también falsificadas.
Ayer la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra informaron ayer que se detuvieron a seis personas, en Barcelona, Madrid y Valencia, por falsificar y vender pinturas atribuidas a artistas como Ramon Casas, Isidre Nonell, Pablo Picasso, Joan Miró, Manuel Viola, Joan-Josep Tharrats, Eliseu Meyfren, Joaquim Mir, Joaquín Sorolla o Santiago Rusiñol. A los arrestados en la llamada Operación Valentine se les imputan delitos de estafa, contra la propiedad intelectual, blanqueo de capitales, grupo criminal y falsedad documental, según comentaron fuentes del Instituto Armado.
La operación ha supuesto la intervención de más de un centenar de pinturas falsificadas atribuidas a autores principalmente del modernismo catalán y valenciano, altamente demandados en Cataluña y en otras zonas del levante. Las obras han causado un perjuicio económico a los compradores, hasta la fecha, de cerca de 100.000 euros.
El proceso de ejecución de las falsificaciones era llamativo. En Madrid existían dos talleres de pintura donde se elaboraban las obras. En un primer momento se estudiaba la obra del autor cuyas pinturas se pretendían falsificar y se materializaba un boceto, después, según su complejidad, se finalizaba la obra por otro pintor con grandes conocimientos y capacidad artística. Para dar mayor credibilidad al engaño, los detenidos emitían certificados de autenticidad falsificados en los que plasmaban algunos sellos originales que previamente habían sido sustraídos, avalando de esta manera la originalidad de las obras de arte. En este sentido, por ejemplo, se han encontrado cuadernos en los que falsifica la firma de Pons Sorolla, certificador y estudioso de Joaquín Sorolla.
Una vez se finalizaba el proceso de falsificación y su correspondiente certificado de autenticidad, quedaba firmarla atribuyéndosela al autor en cuestión y envejecerla, añadiendo marco adecuado a la tablilla, cartón o lienzo de aspecto antiguo empleado como soporte de la pintura.
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