Arte, Cultura y Espectáculos
Chejov para tiempos de crisis
El Lliure acoge la revisión que Daniel Veronese ha realizado de «La gaviota»
La vida es un cúmulo de pequeñas insatisfacciones hasta que la amargura se desborda y uno ya ni se reconoce cuando se mira al espejo. El desamor, las ambiciones rotas, la imposibilidad de colmar los deseos, el vértigo y la angustia que representa el futuro, un futuro siempre peor, convierten al cuerpo en una llaga sangrante, que los demás se encargan de apretar y hacer todavía más dolorosa. Y aún así, siempre hay un recodo para aspirar a algo mejor, a revertir la situación, lo que alarga la agonía y nos deja a expensas de un sufrimiento perpetuo. Entonces, sólo queda el ridículo y el humor. Todo esto se da cita en «La Gaviota», otra de las obras maestras de Anton Chejov, que el argetino Daniel Verones acaba de dar nueva vida en una revisión moderna.
El Teatre Lliure acoge hasta el 13 de enero «Los hijos se han dormido», en la que Veronese vuelve a hacer suyo un texto del dramaturgo ruso que nos adentra en la casa de un grupo de artistas de provincias, cada uno a expensas de los demás, pero encerrados en sus propias miserias. Todos sufren por amor y como si fuera un vodevil cada uno está enamorado de quien no les corresponde. «Sólo la plácida costumbre de lo cotidiano, de la banalidad, parece que pueda tapar con un velo aquello que bulle en la profundidad, la confusión, el desorden, el aislamiento y la incomprensión», señala Veronese sobre los personajes de una obra que representan a la perfección todas las contradicciones del ser humano.
Un gran elenco
El montaje ha contado con un excelente elenco de actores que van de Malena Alterio a Ginés García Millán, Diego Martín, Miguel Rellán, Pablo Rivero o Susi Sánchez. «Trabajar con Veronese es más que una experiencia profesional, es una vivencia personal muy fuerte. Partimos de la partitura que tenía para la versión original argentina y a partir de allí nos dejó libertad para que encontráramos la verdad de la obra y pudiésemos transmitir vida y no teatro al público», asegura García Millán, que ha trabajado en tres ocasiones con el director argentino. «Veronese te coge de la mano y te acompaña como un igual. No habla de personajes, sino que habla de personas, hasta nos dijo que si queríamos podíamos venir con la ropa de casa», añadió Alfonso Lara, que interpreta a Ilia.
El director argentino a agilizado la acción y reducido sus tres horas en hora y media que deja al público exhausto y con esa fabulosa sensación de querer más.
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