Arte, Cultura y Espectáculos
Cristina Scheppelmann: «Mi trabajo no es más importante que el de otros. Yo no levanto el telón»
Cristina Scheppelmann cumple un año a como directora artística del Gran Teatro del Liceo.
–Se ha cumplido un año desde que asumiera la dirección artística del Liceo. ¿Qué valoraciones hace de este primer año?
–Que estoy cansada. (risas) Ha sido un año muy duro porque sólo he tenido un día entre dejar Omán y venirme aquí y ha sido como saltar a un tren que iba a alta velocidad. Ha sido un año muy exitoso, hemos tenido producciones muy buenas, hemos trabajado muchísimo, tengo un muy buen equipo en mi oficina, el ambiente es bueno y yo creo que estamos en buen camino. Siguen algunos problemas que tienen los teatros en este momento, pero los problemas estimulan la creatividad.
–Dice que ha tenido mucho trabajo. ¿Más de lo habitual?
–En un teatro trabajas siete días a la semana y así hemos hecho nosotros. Y además en una transición tienes trabajo extra. Joan Matabosch se marchó en octubre de 2013 y yo me incorporé en enero de 2015 y evidentemente ahí hay un año y pico que es difícil si falta una cierta figura. Hay trabajo que te has de poner al día, enterarte de qué se ha hecho y qué no se ha hecho en este tiempo...
–¿Es a partir de ahora cuando empezaremos a ver de forma más evidente su trabajo?
-No, se ha visto desde el primer día, porque la responsabilidad es mía. Si me cancela un artista que fue contratado por mi predecesor yo no puedo llamar a mi predecesor y decirle «esto era tuyo, arréglalo tú». Mi trabajo, el de la dirección artística, no es sólo contratar a artistas o decidir un título, es muchísimo más. Creo que la personalidad se ve desde un principio, cada uno tiene su modo de hacer
–¿Y cuál es su personalidad?
-Soy directa, tengo respeto por todo el mundo y aprecio el trabajo de todos. En cualquier empresa se necesita a todos, pero sobre todo en el teatro; yo no levanto el telón. Y mi trabajo no es más importante que el de otros. Lo que yo hago marca un poco lo que hacen otros, pero a la hora de hacerlo, necesitas a todos.
–En cuanto a su proyecto, ¿cuáles son las líneas principales?. ¿Cuáles son sus prioridades?
–Calidad musical y artística, equilibrio en la temporada, cuidar que se hagan obras que vayan desde los primeros periodos de la lirica hasta el repertorio contemporáneo, dar el horizonte completo de lo que es la ópera y siempre con ambición de mejorar. Pero eso es la base para cualquier teatro.
–La próxima temporada va a haber un aumento de presupuesto después de muchos años de recortes. ¿Eso va a permitir al Liceo y a usted misma desarrollar el proyecto que quieren hacer?
–La cultura nunca ha tenido un grifo de dinero abierto. Un presupuesto no determina el proyecto. Si un profesional sabe lo que está haciendo puede desarrollar la calidad incluso si el presupuesto se mantiene; luego, si tienes más presupuesto, puedes añadir un título, pero no nos equivoquemos, sólo porque aumente el presupuesto no cambia el mundo de repente. El dinero no lo soluciona todo, hay que saber manejar y ser consciente de lo que llevas. El dinero no compra profesionalidad ni experiencia y por sí sólo no te acerca a lo que quieres ser.
–¿Y qué quiere ser el Liceo?
–Una entidad que funciona bien, con una cierta tranquilidad para poder concentrarse en lo principal del teatro: el producto artístico, los títulos, los proyectos de educación y sociales, captar el interés de otros públicos...
–Cada teatro tiene su personalidad. ¿Cuál es la del Liceo?
–Va muy marcada por el público y el público del Liceo siempre ha sido un público que ama las grandes voces. Por otra parte, un teatro está marcado también por la plantilla, por la gente que trabaja en él y ahí cada uno deja su sello. Pero el centro de un teatro es el escenario y en este sentido es importante ver como el equipo de maquinistas cuida el escenario. Y eso es importantísimo porque si los artistas no se sienten seguros sobre el escenario, no pueden actuar con tranquilidad. Pagar tres duros extra a un gran nombre para que cante tres funciones lo puede hacer cualquier teatro pero tener calidad a todos los niveles, esto no es de todos los teatros. Y la calidad y el sentido de la responsabilidad de los técnicos de escenario es algo fundamental para la calidad de una actuación. Necesitas a todo el mundo, los detalles forman parte del espectáculo
–¿El Liceo ha de apostar por tradición, modernidad o ambas?
–Por todo. Si apostamos sólo por la tradición hacemos un museo viejo y aburrido. No somos museo, es un arte vivo, que siempre ha evolucionado, buscando cosas de su tiempo, que ha ido avanzando. Cada tiempo tiene sus impulsos y cambios artísticos. Hablar de ópera tradicional ¿qué significa? ¿Hacerla con telones pintados y lucecitas de gas? Porque así es como se hacía en el siglo XIX. La evolución es necesaria. Hay que ir avanzando con el tiempo, no puedes parar, no puedes mirar sólo para atrás, has de mirar en ambas direcciones.
–¿A la hora de planificar la temporada hay que ajustarse a lo que quiere ver el público o hacerle descubrir otras producciones?
–Es una mezcla. Cada teatro está en una ciudad diferente y cada ciudad es diferente en su mezcla social, en su carácter, en su historia, en sus gustos y tienes que tenerlo en cuenta. Además no puedes programar en un vacío, sino que has de mirar para atrás para ver qué se ha hecho ya. Mi responsabilidad es llevar la parte artística de modo que se pueda vender, que cuadre con el interés del público pero también estimulando interés por cosas que no han visto aún y por la confianza en la calidad. Si no te gusta una producción podrás decir que no se ajusta a tus gustos pero no que no tiene calidad todo.
–Entonces, ¿el Liceo está abierto a todos los artistas?
– La ópera hace mejor trabajo que las Naciones Unidas, porque une a gente independientemente de dónde venga. El lenguaje musical es universal y también une el idioma de la ópera. Da igual de dónde vienen los artistas, es la calidad y la capacidad de interpretar una obra lo que importa.
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