Barcelona
El chef Fran López y La Caixa acercan a personas desfavorecidas al mundo laboral
Hasta 19 personas en riesgo de exclusión se han formado en la escuela del cocinero con estrella Michelin
Hasta 19 personas en riesgo de exclusión se han formado en la escuela del cocinero con estrella Michelin
Núria es una chica con discapacidad intelectual que ha completado un curso de cocina en el centro de educación especial al que acude y sigue mostrando un gran entusiasmo por continuar su formación en el mundo culinario, su gran foco de interés. Francis es beneficiario de Cáritas y tras una pasado duro y una vida repleta de dificultades está decidido a reconducir su futuro con la cocina como catalizador de su nueva vida. Por su parte, Moha, un joven marroquí de 17 años que está acogido como tutelado en un centro de L'Ametlla de Mar llegó hace seis meses a España para labrarse un futuro profesional en el mundo de la gastronomía.
Todos ellos forman parte del grupo de 19 personas en riesgo de exclusión social que este año se han formado como auxiliares de cocina y restauración en la Escuela de Cocina del chef Fran López en el marco del programa Incorpora de la Obra Social La Caixa. El curso de 250 horas lectivas se ha llevado a cabo en dos de los restaurantes del reputado cocinero, Villa Retiro en el Baix Ebre y Xerta en Barcelona, ambos con estrella Michelin.
Durante la formación se pretende proporcionar a estas personas conocimientos básicos de cocina, como saber usar bien el cuchillo, cuestiones de limpieza e higiene, algunas cocciones y elaboraciones de recetas. También se busca que éstas adquieran habilidades transversales imprescindibles en su camino hacia la integración laboral. «Nuestra idea es que sobre todo se queden con una consciencia del esfuerzo y el trabajo, así como con pasión por lo que hacen, por la cocina», destaca Fran López.
En esta línea, Imma Estivill, directora de la Escuela de Cocina Villa Retiro señala que durante el proceso de selección de los beneficiarios de este programa, los cuales ya pertenecen a Incorpora y son recomendados o derivados por las entidades que ya trabajan con ellos, «priorizamos ante todo que les apasione la cocina y no solo trabajamos con ellos desde el punto de vista de proporcionarles conocimientos, sino que intentamos además que adquieran habilidades que les hagan más aptos para el trabajo»
Moha, pasión por la cocina
Por lo tanto, en el Escuela de Cocina de Villa Retiro, durante las clases propiamente de cocina así como en sesiones individuales lejos de los fogones se trabajan aspectos tales como las habilidades sociales, la gestión de los conflictos y la tensión, la comunicación... herramientas imprescindibles en cualquier cocina. Y ello además en una escuela de una restaurante con Estrella Michelín, «lo cual hace que las 280 horas de formación se multipliquen», destaca Imma Estivill
En cualquier caso, está claro que el fin último de esta iniciativa es mejorar las posibilidades de estas personas de insertarse laboralmente, pero como indica Fran López bajo este objetivo subyace la intención de «intentar transmitir a estas personas la pasión por esta profesión y darles un empujón, pero son ellos quienes deben hacer el trayecto final» haca la plena inserción laboral.
Claro ejemplo de esa pasión a la que se refiere el chef es Moha. «Debe coge hasta cuatro autocares para poder asistir al curso y eso sí que denota actitud, llegará lejos», augura Fran. Y es que como relata el propio Moha, su prioridad ahora mismo es labrarse un futuro laboral. «Me gusta mucho la cocina y además tengo muchas ganas de trabajar», asegura, de manera que su intención ahora «es hacer prácticas para aprender a trabajar como ayudante de cocina para que, cuando en breve me den los papeles, poder acceder a un empleo», algo clave en su situación porque en menos de un mes cumplirá 18 años y dejará de estar tutelado, aunque como asegura Jaume Farré, director del Ärea de Integración Sociolaboral de la Fundación Bancaria La Caixa, «quienes siguen un itinerario en Incorpora continúan hasta que encuentran trabajo».
Tal y como pone de relieve Eduard Valls, profesor en la Escuela de Cocina Villa Retiro, la actitud de Moha, su motivación e interés por aprender es una constante entre las personas que participan en este programa. «Es gente motivada, que presta atención a lo que explicamos y no se despista, porque valoran mucho la oportunidad de la que están disfrutando y están aquí porque les gusta la cocina», asegura.
Y todo ello da sus frutos ya que el año paso, en el contexto de la primera edición de esta iniciativa, que se hizo únicamente en el restaurante Villa Retiro, «cuatro de los 10 alumnos encontraron trabajo y el resto no pudo por no tener los papeles en regla», recuerda Fran .
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